ramo villazonista - foto: Catherine |
Como me es difícil saber por donde empezar, porque se acumulan tantas vivencias y emociones en mi cabeza que se pelean desordenadamente entre ellas a ver cual sale antes, intentaré hacerlo en orden cronológico.
Una hora antes del inicio del concierto, un nutrido grupo de villazonistas estábamos en el Espai Liceu, haciéndonos fotos, conociéndonos, saludándonos, en un estado de efervescencia muy especial, esa sensación de estar en los momentos "antes de", que son tan bellos y tan esperanzados. No siempre me ocurre así, pero esta vez yo tenía total confianza en lo que sucedería esa tarde, y así pueden testimoniarlo muchas personas a las que yo les iba diciendo que tenía la absoluta seguridad de que íbamos a vivir un concierto inolvidable.
La noche anterior hubo una cena villazonista, allí nos conocimos personalmente algunas personas por primera vez. Había gente que llegó la misma mañana, procedentes de Francia.. También contamos con una "delegación" extraordinaria del foro alemán, a la que invitamos a unirse a todos nuestros actos comunes, porque nos une lo mismo y no hay nada que nos separe. Todos expectantes, fuimos yendo a nuestras respectivas localidades, un buen rato antes, para poder contemplar con tiempo el extraordinario ambiente que se respiraba en el Liceu.
Porque la excepcionalidad del evento se palpaba en el ambiente. Las localidades estaban agotadas desde poco después de salir a la venta, pero siempre queda alguna de última hora de alguien que no ha podido venir y, en mi caso, casi se pelean dos personas que estaban en la cola cuando dije que tenia dos entradas en venta. Y oí a unas cuantas personas que buscaban entradas sin encontrarlas. El interior del Liceu estaba lleno a rabiar, como nunca lo había visto, porque, aunque las localidades estén vendidas, siempre suele haber alguna butaca vacía. Bien, miento, si que había algo completamente vacío, según me comentó la amiga Glòria: el palco perteneciente a la Generalitat de Catalunya. En cambio, no sucedía lo mismo con el del Ayuntamiento.
Se apagaron las luces, y una voz en off informó que, por una indisposición, no iba a dirigir la orquesta Michael Hofstetter, que seria sustituido por Guerassim Voronkov, nombre que yo desconocía y que me facilitó Albert, del Blog Moments d'Opera (leer su post sobre el Concierto), en el entreacto. Es el director musical asistente del Gran Teatro del Liceu. Pero no se me olvidará su nombre, porque el gran éxito de Rolando Villazón estuvo totalmente apuntalado en su profesionalidad y en su calidad artística. Parece ser que la indisposición (o lo que fuera) de Hofstetter tuvo lugar en el último momento, y Voronkov fue avisado con muy pocas horas de anticipación. Sin embargo, su trabajo debió ser arduo, porque se hizo perfectamente con el repertorio, que me imagino, por lógica, que no debía conocer en su totalidad, e hizo un excelente trabajo, en una total complicidad y armonía con Rolando.
Rolando apareció en el escenario, con un sobrio traje negro, con camisa negra y fajin. Por fortuna (lo temía!) no llevaba mi traje-de-rolando-no-preferido-en ninguna-circunstancia, que es una especie de casaca negra ancha con cuello mao. Estaba guapísimo, y se le veía lleno de energía. Que creo que se debió recargar más aún, como las pilas, después del largo y cálido aplauso de bienvenida que le brindó el público. Acabo de leer , mientras escribo esto, un comentario de Catherine en Facebook y es más expresivo que el mío: dice que "le public du Liceu a littéralement "explosé" d'applaudissements!"
Yo tenía muchas ganas de escucharle cantando Mozart, después de haber oído el audio de su Concierto Mozart en Salzburg, el pasado enero. No me defraudó en absoluto. Toda esa gente que deben ser coetáneos de Mozart (lo digo porque saben exactamente "como se canta" Mozart) posiblemente no disfrutarian mucho con esa primera parte, pero yo la encontré bellísima. Pasada por el tamiz de Rolando...¡pues claro! También, como bien me ha dicho hoy Carme, está "fuera de estilo" la Caballé cuando interpreta Paraules d'amor de Joan Manuel Serrat. ¡Y bien bonito que le queda! Me impactó especialmente el Misero! O sogno...Aura che intorno spiri, cantado con un gran delicadeza y un acentuado dramatismo.
En el entreacto todo eran amplias sonrisas. Si eso era el inicio...¡como sería lo que vendría después! Me quedé unos diez minutos en la sala, mientras se iba vaciando, para recuperar aliento, y me dirijí al Saló dels Miralls, donde, sólo llegar, me invitaron unos amigos a un zumo de naranja que me rehidrató de todo lo que habia consumido en aplausos y bravos hasta el momento.
La segunda parte se inició con un impresionante y dulcísimo Angelo casto e bel. Siguieron, despues del Intermezzo de Cavalleria Rusticana, La dolcissima Efigie y L'anima ho stanca, de Adriana Lecouvreur (Ciela) y Oh! fede negar potessi...Quando le sere al placido, de Luisa Miller (Verdi), incluidas en el álbum Cielo e mar, uno de mis preferidos. Todas cantadas con extrema musicalidad, la ternura casi al borde del sollozo, unos fiatos que dejan sin aliento (al que los oye), y una voz sana y enérgica.
El público se desbordó en aplausos y vítores, y fuimos consiguiendo hasta tres bises. El primero fue Una furtiva lágrima (emoción pura). Al acabarla, Rolando recibió un par de ramos, sacó alguna rosa, entregó un par de ellas a algunas componentes de la orquesta, sacó una tercera, se acercó a la primera fila...y me la entregó. Lo cierto es que no sé como pude cogerla, ni recuerdo casi nada (salvo algún aullido que oí cerca y seguro que pertenecía el sector villazonista). No hace falta que os diga que me hizo una ilusión inmensa, que jamás de los jamases hubiera pensado, hace unos años, en algo así. Ni en muchas otras cosas que sucedieron ayer.
El segundo bis fue Ya mis horas felices (personalmente, la que menos me ha gustado de todo el concierto). En ese momento le entregué el ramo de parte del grupo villazonista, y al dárselo me preguntó si era el de la historia de la florista que había puesto en el blog, y me dio un par de besos (otro momento "sur un nuage").
Para finalizar, el tercer bis, un impresionante Pel teu amor (Rosó), intensísimo y desgarrador, que arrancó, al finalizar, a todo el mundo de sus asientos, para aplaudir, gritar, bravear ...durante cuarenta minutos. Si, cuarenta minutos desde el final del último bis hasta que cesaron los aplausos. Durante este tiempo, Rolando saludó, se emocionó, reivindicó el apoyo y el trabajo de Guerassim Voronkov, de la orquesta, entró y salió varias veces del escenario, se sentó en una silla,y finalmente, viendo que no cesaban los aplausos, se fue llevando del brazo a las violinistas, para ayudar a "vaciar" el escenario, se llevó hasta una silla debajo del brazo, hacía gesticulaciones diciendo que tenía hambre, sed, en fin, nos regaló todo su repertorio de clown chaplinesco, después de habernos deleitado hasta la extenuación en su faceta de tenor.
Rolando es una fuerza de la naturaleza, es de aquellos artistas natos que son mucho más de lo que hacen, que van más allá de la faceta artística en la que se expresan. Es un artista global, y yo diría tambien una persona sin ningún tipo de cortapisas, que sabiendo que se mueve en un terreno, el operístico, con una fuerte estructuración de normas, supuestas tradiciones, y una parte del público poco dado a las innovaciones y a la evolución de los discursos artísticos, intenta, sin ningún tipo de jactancia, ni creyendo que su postura es la única o la mejor, seguir su camino, el que le indica su corazón o su cabeza, sin importarle demasiado los juicios de valor de los entomólogos del género. Rolando conecta con el público desde la verdad, desde la autenticidad, hace el payaso, interpreta el drama, juega con la ternura, actúa de mil maneras, pero siempre desde muy adentro, sin impostación, ofreciendo el corazón con las manos, ese gesto que le vemos hacer a menudo en el escenario, pero realidad que sentimos, inexorablemente, los que tenemos la fortuna de poder asistir a conciertos como el de ayer.
El público no es estúpido, ni inculto, ni está "vendido" de antemano, como algunos pretenden. Rolando, ayer, se ganó a todo el auditorio canción a canción, poniendo su vida en ello, y eso es percibido de inmediato por cualquiera que no escucha con el corazón cerrado o fosilizado. Rolando llegó, tocó (el corazón) y venció, el público estalló, la emoción entró dentro de cada uno, y despertó la euforia colectiva, además, de compartir todo eso con todo el teatro en pie, con muchas personas con lágrimas en los ojos. Si eso no es ARTE, no es MAGIA, no es ÓPERA, no es FELICIDAD, ya nada lo puede ser.
Rolando apareció en el escenario, con un sobrio traje negro, con camisa negra y fajin. Por fortuna (lo temía!) no llevaba mi traje-de-rolando-no-preferido-en ninguna-circunstancia, que es una especie de casaca negra ancha con cuello mao. Estaba guapísimo, y se le veía lleno de energía. Que creo que se debió recargar más aún, como las pilas, después del largo y cálido aplauso de bienvenida que le brindó el público. Acabo de leer , mientras escribo esto, un comentario de Catherine en Facebook y es más expresivo que el mío: dice que "le public du Liceu a littéralement "explosé" d'applaudissements!"
Yo tenía muchas ganas de escucharle cantando Mozart, después de haber oído el audio de su Concierto Mozart en Salzburg, el pasado enero. No me defraudó en absoluto. Toda esa gente que deben ser coetáneos de Mozart (lo digo porque saben exactamente "como se canta" Mozart) posiblemente no disfrutarian mucho con esa primera parte, pero yo la encontré bellísima. Pasada por el tamiz de Rolando...¡pues claro! También, como bien me ha dicho hoy Carme, está "fuera de estilo" la Caballé cuando interpreta Paraules d'amor de Joan Manuel Serrat. ¡Y bien bonito que le queda! Me impactó especialmente el Misero! O sogno...Aura che intorno spiri, cantado con un gran delicadeza y un acentuado dramatismo.
En el entreacto todo eran amplias sonrisas. Si eso era el inicio...¡como sería lo que vendría después! Me quedé unos diez minutos en la sala, mientras se iba vaciando, para recuperar aliento, y me dirijí al Saló dels Miralls, donde, sólo llegar, me invitaron unos amigos a un zumo de naranja que me rehidrató de todo lo que habia consumido en aplausos y bravos hasta el momento.
La segunda parte se inició con un impresionante y dulcísimo Angelo casto e bel. Siguieron, despues del Intermezzo de Cavalleria Rusticana, La dolcissima Efigie y L'anima ho stanca, de Adriana Lecouvreur (Ciela) y Oh! fede negar potessi...Quando le sere al placido, de Luisa Miller (Verdi), incluidas en el álbum Cielo e mar, uno de mis preferidos. Todas cantadas con extrema musicalidad, la ternura casi al borde del sollozo, unos fiatos que dejan sin aliento (al que los oye), y una voz sana y enérgica.
El público se desbordó en aplausos y vítores, y fuimos consiguiendo hasta tres bises. El primero fue Una furtiva lágrima (emoción pura). Al acabarla, Rolando recibió un par de ramos, sacó alguna rosa, entregó un par de ellas a algunas componentes de la orquesta, sacó una tercera, se acercó a la primera fila...y me la entregó. Lo cierto es que no sé como pude cogerla, ni recuerdo casi nada (salvo algún aullido que oí cerca y seguro que pertenecía el sector villazonista). No hace falta que os diga que me hizo una ilusión inmensa, que jamás de los jamases hubiera pensado, hace unos años, en algo así. Ni en muchas otras cosas que sucedieron ayer.
El segundo bis fue Ya mis horas felices (personalmente, la que menos me ha gustado de todo el concierto). En ese momento le entregué el ramo de parte del grupo villazonista, y al dárselo me preguntó si era el de la historia de la florista que había puesto en el blog, y me dio un par de besos (otro momento "sur un nuage").
Para finalizar, el tercer bis, un impresionante Pel teu amor (Rosó), intensísimo y desgarrador, que arrancó, al finalizar, a todo el mundo de sus asientos, para aplaudir, gritar, bravear ...durante cuarenta minutos. Si, cuarenta minutos desde el final del último bis hasta que cesaron los aplausos. Durante este tiempo, Rolando saludó, se emocionó, reivindicó el apoyo y el trabajo de Guerassim Voronkov, de la orquesta, entró y salió varias veces del escenario, se sentó en una silla,y finalmente, viendo que no cesaban los aplausos, se fue llevando del brazo a las violinistas, para ayudar a "vaciar" el escenario, se llevó hasta una silla debajo del brazo, hacía gesticulaciones diciendo que tenía hambre, sed, en fin, nos regaló todo su repertorio de clown chaplinesco, después de habernos deleitado hasta la extenuación en su faceta de tenor.
Rolando es una fuerza de la naturaleza, es de aquellos artistas natos que son mucho más de lo que hacen, que van más allá de la faceta artística en la que se expresan. Es un artista global, y yo diría tambien una persona sin ningún tipo de cortapisas, que sabiendo que se mueve en un terreno, el operístico, con una fuerte estructuración de normas, supuestas tradiciones, y una parte del público poco dado a las innovaciones y a la evolución de los discursos artísticos, intenta, sin ningún tipo de jactancia, ni creyendo que su postura es la única o la mejor, seguir su camino, el que le indica su corazón o su cabeza, sin importarle demasiado los juicios de valor de los entomólogos del género. Rolando conecta con el público desde la verdad, desde la autenticidad, hace el payaso, interpreta el drama, juega con la ternura, actúa de mil maneras, pero siempre desde muy adentro, sin impostación, ofreciendo el corazón con las manos, ese gesto que le vemos hacer a menudo en el escenario, pero realidad que sentimos, inexorablemente, los que tenemos la fortuna de poder asistir a conciertos como el de ayer.
El público no es estúpido, ni inculto, ni está "vendido" de antemano, como algunos pretenden. Rolando, ayer, se ganó a todo el auditorio canción a canción, poniendo su vida en ello, y eso es percibido de inmediato por cualquiera que no escucha con el corazón cerrado o fosilizado. Rolando llegó, tocó (el corazón) y venció, el público estalló, la emoción entró dentro de cada uno, y despertó la euforia colectiva, además, de compartir todo eso con todo el teatro en pie, con muchas personas con lágrimas en los ojos. Si eso no es ARTE, no es MAGIA, no es ÓPERA, no es FELICIDAD, ya nada lo puede ser.
foto: Catherine |
foto: Catherine |
foto: Catherine |
detalle foto anterior |
Quería hacer un post con mucha más información, pero la gran cantidad de emails, entradas en facebook, y otros asuntos me lo han impedido. Me he limitado a hacer la crónica escrita y acompañarla con algunas de las primeras fotos que me han llegado, de Catherine. Mañana continuaré, con audios, muchísimas más fotos que me estan llegando en cascada y...el post-concierto.