Rolando Villazón inició su temporada 2010-2011 en octubre, y de manera espectacular: nada menos que su debut en La Scala, en uno de sus papeles fetiche , el Nemorino de L'elisir d'amore. Un momento crucial en su carrera, después de su entonces reciente reincorporación a los escenarios. La expectativa era grande, los teatros de ópera, los críticos, el público, los seguidores, los detractores, los loggionisti, ...todos pendientes, expectantes, frente a esa prueba de fuego. Que Rolando superó airosamente, convenciendo a todos (o casi, claro), como presagio de los grandes éxitos que iría luego obteniendo durante toda la temporada.
Posteriormente reprendió en Europa la gira iniciada en junio 2010 en su país, con su disco México! y la gratísima compañía de los Bolivar Soloist, con actuaciones en Berlin, San Sebastián, Paris, Munich, Mannheim, Hanover, Baden Baden, Frankfurt y London. Grandes conciertos, vibrantes y emotivos, donde los de abajo (el público) disfrutaron y los de arriba (Rolando y Bolivar S.) se dejaron la piel para agradar y transmitir la belleza de esas canciones, que se notaba que habían hecho totalmente suyas.
En enero, un nuevo reto: la dirección del Werther, que se estrenó el 24 de enero en la Ópera de Lyon. Quizá la crítica no fue unánime en su reconocimiento, aunque si el público. Igual que existe el universo burtoniano (Tim, no Richard) y el universo almodovariano, todos los referentes "rolandianos" estaban en el escenario, y, como no, su manera siempre diferente/alternartiva/opuesta y radicalmente personal de ver y de entender las historias. ¿Qué Werther es oscuro, triste, patético?, pues lo hacemos luminoso, brillante, vivo. Que los colores son negros, grises, ocres, pues ponemos blancos, amarillos, rojos. Sacamos al niño que hay dentro, ponemos la jaula madre de todas las jaulas, los payasos que no falten, claro, y marcamos que, tampoco en la muerte, nunca estuvieron juntos los protagonistas. Yo me quedé con ganas de verla no una, sino muchas veces más, y espero fervientemente que un día la veamos (no muy lejos, si es posible), interpretada por el mismo Rolando, aunque hay que decir que Arturo Chacón-Cruz estuvo fabuloso.
En enero, un nuevo reto: la dirección del Werther, que se estrenó el 24 de enero en la Ópera de Lyon. Quizá la crítica no fue unánime en su reconocimiento, aunque si el público. Igual que existe el universo burtoniano (Tim, no Richard) y el universo almodovariano, todos los referentes "rolandianos" estaban en el escenario, y, como no, su manera siempre diferente/alternartiva/opuesta y radicalmente personal de ver y de entender las historias. ¿Qué Werther es oscuro, triste, patético?, pues lo hacemos luminoso, brillante, vivo. Que los colores son negros, grises, ocres, pues ponemos blancos, amarillos, rojos. Sacamos al niño que hay dentro, ponemos la jaula madre de todas las jaulas, los payasos que no falten, claro, y marcamos que, tampoco en la muerte, nunca estuvieron juntos los protagonistas. Yo me quedé con ganas de verla no una, sino muchas veces más, y espero fervientemente que un día la veamos (no muy lejos, si es posible), interpretada por el mismo Rolando, aunque hay que decir que Arturo Chacón-Cruz estuvo fabuloso.
A finales de enero hubo un prometedor aperitivo Mozart en Salzburg, luego una tournée de conciertos por Essen, Stuttggart, Nuremberg y Viena. El tres de abril...el concierto en el Liceu de Barcelona. Como esto es un post de balance, tendré que moderarme mucho para no dedicar aquí el doble de espacio que a lo demás. Si, hay momentos, lugares, fechas, gestos, que se inscriben en la particular mitología de cada uno, y el tres de abril de 2011 es para mi una de ellos, con todos los honores. El aplauso inicial del público catalán (+ villazonistas allegados) fue tan intenso, tan lleno de contenido, que impregnó el resto de la tarde y Rolando estuvo deslumbrante, cantando en plenitud de facultades vocales y dándolo todo en el escenario, que normalmente es una frase hecha, pero aquí es, además cierta.
Y después del Liceu, en mayo llegó lo más extraordinario de esta temporada: el Werther de la ROH, con Rolando en el rol protagonista y seis actuaciones que fueron cada una mejor que la anterior, y ya es difícil de imaginarlo, habiendo estado en las dos primeras. En este caso, no sólo el público, sino toda la crítica, hasta la más reacia, coincidieron en que Rolando "era Werther", que su actuación fue de las que hacen historia, que su interpretación fue más que estremecedora y que su voz era bellísima, sana, dúctil, y demostraba un completo control sobre ella.
Después, en junio, de la participación de Rolando como mentor en Popstar to Operastar y, en medio, el viaje relámpago a Tokio, respondiendo a la petición del MET para salvar una situación difícil, al haber cancelado algunos cantantes, alegando miedo a la radioactividad. Rolando allí cantó el Edgardo de Lucía de Lammermoor, y, sería por la seguridad que le había dado su reciente triunfo total en Londres, su voz estuvo segura y potente, haciendo una función de antología de la que, desgraciadamente, no ha quedado ningún tipo de registo. ¿Para que quieren entonces cámaras tan pequeñas los japoneses?
Y ya julio, dos guindas para completar dulcemente el pastel de esta temporada: Rolando con colorido vestuario barroco, interpretando deliciosamente a Alessandro en Il re pastore, y , como cierre, ese potente Don Giovanni en Baden Baden, con Rolando como Don Ottavio, rodeado de un reparto estelar. Afortudanamente, a parte de habernos llegado ya alguna muestra, podremos oirlo a primeros de año, ya que se ha registrado para hacer un CD.
También, en medio de la temporada, hubo otro registro que será muy esperado: el Werther de Rolando con Elina Garanča, otro nuevo CD de Deutsche Grammophon. Y la salida a la venta en UK (bueno, en todo el mundo) de La Strada, el maravilloso álbum de canciones de películas. Desgraciadamente, en cuanto a video no ha habido suerte: ningún DVD en esta temporada, ni tampoco, que sepamos, ninguna grabación que se pueda emitir posteriormente por algún canal de TV. Por fortuna, siempre hay alguien que no se conforma con eso, y hemos podido ir insertando en el Blog vídeos que algunos espectadores han podido conseguir. Ya lo he comentado recientemente, creo que es una política cerrada y que no beneficia a la ópera el no permitir que el público de todo el mundo pueda degustar al menos algunos fragmentos de cada una de las óperas que se representan. Entiendo que una grabación entera es más compleja, pero para grabar una o dos arias no se necesita mucho y la afición se fomentaría mucho más. Limitar el alcance, la difusión de una ópera a las personas que físicamente pueden asistir a ella es un concepto antitético con los actuales medios y conceptos comunicativos. En los últimos años, la ópera se ha abierto, ha perdido el olor de naftalina, el tufillo de elitismo, y ha eso ha contribuido sin duda alguna las emisiones televisivas, los DVD,s, el cine. El futuro está también fuera, no sólo dentro de los teatros de ópera.
Ni una sola cancelación en esta temporada, ni un resfriado, ni una indisposición. Rolando ha cantado todo (y más) de lo que tenía previsto, y lo ha hecho espectacularmente bien. Y al respecto, hecho en falta algunas crónicas o reseñas de esta temporada, en algunos medios. Los mismos que a veces dan titulares falsos, como el blog que, sin que la autora estuviera presente, tituló que Rolando había sido abucheado en la Scala. Sólo hace falta ver los vídeos "curtain call" (sin cortes) o oír el audio (alguno existe "por ahí") para comprobar esa falsedad. También he tenido informaciones "muy fiables" de que el sustituto de Rolando para el Werther de Londres sería un determinado tenor, o me aseguraron repetidas veces y diversas personas que en Barcelona cancelaria. Esos mismos medios que, con sólo dos cancelaciones la temporada anterior, recién reincorporado, anunciaban que Rolando lo cancelaba casi todo, o que ya no tenía voz, que estaba acabado. No he leído nada de esta temporada, ninguno de ellos se ha hecho eco del excepcional Werther del Covent Garden, de su bellísimo Don Ottavio. Aunque sobre este último si que he leído que lo había cantado "demasiado bien", porque parece ser que Don Ottavio es un "mequetrefe" , y se debe cantar así. Alucinante argumento.
En resumen, una de las mejores temporadas en la carrera operística de Rolando Villazón, en un momento clave para su futuro. Mi opinión es que Rolando canta en la actualidad mejor que nunca. La forzada rehabilitación vocal, después de la operación en junio de 2009, le supuso un gran reto personal: pararse y, casi, empezar de cero, a reconstruir y, a la vez, renovar, sus características vocales. Debió ser un arduo trabajo, y Rolando lo acometió con toda su energía (¿quizá aumentada por el hecho de no poderla liberar en un escenario?).
Lo fantástico es que no ha perdido absolutamente nada de su expresividad, de su dulzura, de su capacidad de conmover y deslumbrar, y, además, ahora ha añadido un perfecto control sobre su instrumento. Y opino que eso le hace estar más seguro sobre el escenario, igual de pendiente de no guardarse nada, de regalarle al público lo mejor (todo) de él, pero más sabio, y más maduro. Y eso, a parte de que debe ser para él una gran satisfacción, es para todos sus innumerables seguidores un auténtico regalo, y una gran adicción: el villazonismo es una droga de la que siempre se necesita más cantidad, y más rápidamente. Lo bueno es que los efectos secundarios son muy soportables, diría más, son extraordinariamente agradables: alegría, emotividad, entusiasmo, positividad, energía...como el mismo Rolando.