26 déc. 2010

ROLANDO VILLAZÓN NO ES UN TENOR, SINO UNA FUERZA DE LA NATURALEZA (ENTREVISTA BBC)



El 1 de mayo de este año, BBC Radio 3 emitió una larga entrevista de Tom Service a Rolando Villazón. En el Blog se le dedicó un post, con el audio original en inglés, pero bastantes lectores tienen problemas para entenderlo, con la dificultad añadida de no estar escrito. (leer post HOY 1 DE MAYO, ROLANDO EN BBC RADIO3 )

Tres lectoras del Blog se ofrecieron enseguida para transcribir la entrevista. Barbara, Louise y Lisa se repartieron el texto, hasta que completaron entre las tres el original en inglés. Luego Judit la ha traducido entera al español. Siempre agradezco cualquier colaboración, por pequeña que sea, pero en este caso es justo reconocer el gran esfuerzo de estas cuatro personas, se lo agradezco de todo corazón.

Tom Service: Hoy – ¡Rolando Villazón! Hablo con el tenor mexicano en su casa de París sobre su repertorio, su filosofía musical, su vida como estrella de la música clásica y como payaso, y sobre como se maneja con las críticas y con la fama:
Villazón está a punto de volver a los escenarios operísticos y salas de concierto, después de una seria operación – la segunda vez que se ha visto obligado a tomarse un descanso de su carrera. Pero a pesar de que todavía no tiene 40 años, Rolando ya ha alcanzado más de lo que la mayoría de cantantes de ópera consiguen en toda una vida. Creció en Mexico City, su voz era oída por los vecinos, y a partir de su descubrimiento Villazón ha tenido lo que parece una vida musical mágica, con papeles de Donizetti y Verdi que ha hecho suyos, Nemorino en L’Elisir d’Amore y Alfredo en La Travista, entre otros. Se ha convertido en imprescindible en los castings de los más grandes teatros de ópera del mundo, desde el Convent Garden en Londres a la Metropolitan Opera de Nueva York o las Staatsoper de Viena o Berlín. Pero probablemente es más conocido por la audiencia de la televisión británica como uno de los jueces del programa Popstar to Operastar del canal ITV, donde preparaba a celebridades para cantar arias de ópera, un papel que le valió algunas críticas por parte de la prensa, en las que me incluio.

Villazón vuelve a los escenarios británicos este fin de semana, con conciertos de Haendel. No es un repertorio que se asocie inmediatamente con él, pero ha grabado recientemente un disco íntegro de Haendel para la Deutsche Grammophon. Otro CD reciente del réquiem de Verdi, dirigido por Antonio Pappano, acaba de ganar el BBC music magazine award.

Villazón se entrenó como payaso en México. Su rebelde y rizado pelo y sus pobladas cejas probablemente le ayudaron!. Es un excelente caricaturista, y está escribiendo una novela: en su casa de París ejerce de padre devoto de sus dos hijos. Rolando Villazón no es simplemente un tenor, sino más bien una fuerza de la naturaleza.

Entrevista

TS: Rolando, ¿cómo ha sido la vuelta a los escenarios esta vez?
RV: Mira, no es que me moleste, pero en todas partes aparece la palabra “vuelta” – y probablemente yo mismo la he usado… ¿Vuelta de dónde? ¿De qué? Quiero decir, ¿qué habría pasado si hubiera dicho, “voy a parar un año porque quiero tomarme un año de descanso?”. Uno de los problemas de este mundo, el mundo de la música, es que tienes que firmar contratos con tres, cuatro, cinco, seis años de antelación. ¿Cómo puede uno saber que va a pasar dentro de tres años, en términos de salud, o de tu vida privada, a lo mejor decides “bueno, me gustaría hacer algo más, en el campo artístico, o algo más como ser humano, durante los tres próximos meses”…
Pero volviendo a la pregunta, simplemente siento que he seguido con mi carrera. Tuve un problema de salud, y lo he solucionado, y eso es todo. Lo que ocurre es que mi problema de salud está localizado en mis cuerdas vocales, se trataba de un quiste en la cuerda vocal. Pero obviamente, en el momento en que surge un problema todo el mundo te señala y dice “Ya está, se acabó, ahora sí que se ha acabado!”. Ven al pájaro viniéndose abajo, abajo…. Neeeee! (hace un ruido de una bomba cayendo, luego el ruido del trompazo). Y, evidentemente, una vez han dicho eso, después de una operación y la rehabilitación, ven que continuas tu carrera, y lo llaman una vuelta a los escenarios, porque ya te han enterrado, ya han dicho que se había acabado y luego… “!Oh no, ha vuelto!” (risas)

Está muy a la defensiva a ese respecto. De hecho yo me refería simplemente a “la vuelta tras un problema de salud”, pero el hecho de que se muestre tan a la defensiva sobre ello muestra que debe haber habido una reacción negativa sobre todo eso, en lo que concierne a la industria de la música, que Usted siente que la gente le ve de cierta manera porque, al tener un problema de salud, algo debe ir  mal… ¿Es esto lo que quiere decir? ¿Hay algún problema en la industria de la música en relación a la manera cómo le ven?
Creo que no sólo en la industria. Sí, se trata de la percepción de la gente sobre quien eres, y la propia percepción de uno mismo. Hubo un tiempo en el que no sabía que era lo que me estaba sucediendo, lo cual hacía difícil el hecho de salir al escenario, y realmente no sabía qué estaba pasando, y por eso estaba todo en el aire.

Alguna vez mencionó estar cantando Don Carlo en la Royal Opera House, después del primer periodo en que ya tuvo problemas, cuando volvió y describió como se sentía en el escenario, cantando el Don Carlos en la Royal Opera House, sintiendo que no tenía el control.
Sí, este primer período tuvo que ver con el quiste que tenía. Lo había tenido, según me dijo el doctor, desde hacía unos cuatro años, y simplemente había ido creciendo y creciendo. En determinados momentos podía manejarlo, a pesar de no saber que estaba ahí. Y después, obviamente, el año pasado ya no pude manejarlo porque había crecido tanto que tuvieron que sacarlo. La verdad es, al fin y al cabo, que me lo he pasado bien durante este año. Tuve momentos difíciles: tuve que aprender a hablar de nuevo, y a cantar… Pero es como un deportista que tiene un accidente en la pierna, n jugador de fútbol. Le operan y si le preguntas, estoy seguro de que dirá que tuvo que aprender a andar de nuevo y empezar a correr poco a poco hasta que volvió a recuperar el nivel. Bien, esto es lo que yo hice. Mi vida no estuvo amenazada. Quizás esta parte defensiva es porqué hay mucho misterio en esta carrera, mucha gente que cree que sabe mucho sobre cómo cantar ópera…

[interrumpiendo] ¿Se refiere a los críticos?
No, me refiero a todo el mundo: a la audiencia, a los críticos también. Me refiero a todo el mundo, ¡incluso a nosotros, los cantantes! Y el canto, es un misterio, ¿cómo se pone todo junto? La forma de hacerlo es algo muy personal, pero al final hay un aspecto técnico que en mi opinión mucha gente ignora. Y imagino que nosotros, no sólo yo, creo que nosotros, los cantantes, especialmente si tenemos éxito, nos ponemos un poco a la defensiva cuando la gente dice: “Esto está mal. No debería cantar así. No debería hacer eso. No debería atacar la nota así. No debería hacer estos pianos y cantar las notas altas así. Abre demasiado la boca. Va demasiado deprisa… Así es como sucede. ¡El pelo es demasiado largo, esto va a afectar su voz!” Sucede especialmente con los cantantes de ópera… no pasa con los directores o los instrumentalistas. Hay una pasión acerca de la voz, la música que nace del cuerpo, que es la voz.
 
¿Se siente más frágil o más fuerte como resultado de todo esto? ¿Siente que sabe más acerca de su voz? ¿Le parece más difícil pensar en “cómo debo hacer cosas que antes me resultaban fáciles”, o es lo mismo que antes?
¡No, es todo diferente! (risas). ¿Qué si me siento más frágil o más fuerte? No importa. No lo se. Me siento feliz de volver a los escenarios. Tengo la sensación de que es importante saber que somos afortunados de poder subir a un escenario, y también es importante saber que es algo muy trascendente. Me refiero a que quizás esto es lo que pasó después de todo este tiempo en que he estado pensando acerca de cuál es la función del artista en nuestro tiempo, y especialmente del artista de ópera. ¿Es la ópera un arte de museo? Puede ser un museo, pero yo no quiero que lo sea; debería ser una forma de arte que habla de hoy, que puede contactar con la gente de hoy en día, con la misma gente que conecta con Shakira o con Pink Martini o con…¡no sé los nombres de otros grupos! Tiene un papel muy importante en nuestra sociedad y, por ello, volviendo al principio de la entrevista, quizá la parte defensiva de todo ello es que pienso que perdemos demasiado tiempo en superficialidades: “¿es una voz bonita?, ¿es una voz pequeña?, ¿grande?, ¿aguanta la respiración el tiempo suficiente?, ¿va bien vestido?.... ¿No podríamos ir más allá?



Rolando, esto sugiere que lee las críticas. ¿Las lee todas?
No, no lo hago. ¡Antes lo hacía!

Pero sabe lo que la gente opina de usted: todo lo que está diciendo, cosas concretas, tiene que haberlas leído para poder citarlas. ¿Lee lo que la gente escribe sobre usted?
Ya le digo, antes leía todas las críticas al principio de mi carrera. Y, pensaba, esto debe ser importante. Aparte del hecho de que a todo artista le encanta leer un elogio en el periódico, y esto es muy interesante, desde el punto de vista psicológico la mayoría de nosotros buscamos la mala crítica. Puedes leer ocho críticas buenas y pensar “!fantástico, perfecto, genial!” Luego lees una crítica mala y dices: “!Oh, no! ¡Soy un desastre: no les he gustado!”.

¿Es casi como si buscara la crítica mala, como si de hecho la quisiera?
Sí, sí. Bueno, es la atracción del abismo, ya sabe (risas), pero también, tener éxito – y esto es cierto no sólo para un artista, sino para cualquier persona que tenga éxito – la gente puede estar celosa, la gente te puede envidiar, y uno no quiere eso, porque somos animales sociales y nadie quiere tener algo que le aparte de los demás, de una manera subconsciente. Por lo que estamos pendientes, de alguna manera, de estas malas críticas para poder decir: “¡ok, ok, no! No, mira. No todo es fantástico. ¡Mira lo que dicen de mí!” Volviendo a las críticas, siempre hay un fan que me manda un correo diciendo: “¿has leído esto?” Y no siempre son las críticas buenas. La gente me dice: “Oh, no vayas ahí porque han escrito esto, y esto, y esto”. Bueno, algunas críticas es divertido leerlas. Recuerdo la que conteste de Rupert.

¿Se refiere a Rupert Christiansen? Es lo que iba a decir ahora: usted se involucró de una manera muy directa con el crítico Rupert Christinansen en The Telegraph, hablando sobre lo que él había escrito sobre el show que hizo para ITV “From Popstar to Opera Star”. Debería decir que yo también escribí un poco sobre esto. Mi punto de vista no era demasiado diferente al de Rupert, pero su respuesta fue muy audaz y directa, una respuesta muy sincera y genuina, diciendo que lo que usted estaba haciendo en el show estaba bien porque estaba ampliando los límites de la ópera y llevándola a gente nueva…
Dije que esto era una consecuencia. No lo hice por eso. Mire, sería una salida muy fácil para mí decir “soy el embajador de la ópera y por eso hago este sacrificio”. No, no hay ningún sacrificio, y no, no lo hice como embajador de nada. Esto va a continuar, creo, la serie, por lo que van a poder escribir sobre ello de nuevo (risas). En mi caso, cuando leo las críticas, se que no es nada personal. A veces critican al artista, pero otras critican aquello en lo que el artista se ha convertido. A veces soy una excusa para criticar algo sobre la industria, y la manera como las compañías de la ciudad trabajan con los cantantes, o cómo los teatros de ópera trabajan con los cantantes, etcétera, etcétera. Y al final no es algo personal.

Oiga, tengo que provocarle  un poco sobre “From Popstar to Operastar”. Vi algo de la serie, y en la final del show estaban usted, Katherine Jenkins, Darius Campbell, como tenemos que llamarle ahora, y Bernie Nolan. Y estaban cantando todos la canción del brindis, el Brindisi, del primer acto de la Traviata. Cuando lo oí, tuve la sensación de que había un Rolls Royce (usted), y posiblemente un Rover o algo similar (Katherine Jenkins), y un par de coches de segunda mano. No era equiparable en absoluto. Usted tuvo que sentir, estoy seguro, que en este viaje los popstars nunca iban a poder alcanzar nada similar al nivel de Katherine, y por supuesto nunca en la vida iban a alcanzar el nivel donde está usted.
No, no, no. Yo no esperaba verles en la próxima sesión del Coven Garden, y así lo dije en mi artículo. No estábamos presentando esto en el Coven Garden, estábamos en aquel programa y en aquel formato, y no veo nada malo en ello. Y en cuanto a Bernie Nolan, debería haberla visto… Lamento que la gente no haya podido ver cuanto progresaron realmente. Hacia el final Bernie estaba cantando arias de ópera, y estaba entonando bien. Su técnica no estaba nada mal. Le dije a Bernie, si quisieras ser una cantante de cross over, podrías serlo. Lo tiene todo. Me sorprendió muchísimo el progreso de Bernie, fue una sorpresa que superó mis expectativas. ¡Nunca pensé que alguien pudiera alcanzar este nivel!

No hay absolutamente ningún problema sobre el show en cuanto a lo que pretende, ser un show de entretenimiento, sobre música, sobre melodías que la gente conoce. ¿Pero hay alguna conexión entre estar en un show como este, que populariza al menos cierta clase de ópera, y lo que usted hace en una sala de conciertos? En otras palabras, es una parte de su estrategia, romper estos límites, encontrar otras maneras de conectar con la gente, o buscar otras fórmulas para que la ópera siga viva y actual hoy en día?
La verdad es que no creo que tenga ninguna estrategia….

Un sueño sería la palabra en realidad…
Mire, probablemente mi honestidad juegue en mi contra. Debería aprovechar lo que ha dicho y afirmar: “En efecto, esta es mi estrategia. Sí, tengo un ideal y quiero llevarlo acabo”. Pero no, ya le digo, me llamaron en Noviembre. Me explicaron el formato del show y pensé: “Es genial”. No vi nada en contra. ¿Es curioso, sabe? Me dije, no voy a hacer nada malo, ya lo dije antes, el escenario no es una jaula. Mire, he interpretado los Dichterliebe de Schumann, he interpretado las siete canciones de Falla, a Duparc, una música que me tomo con todo el respeto y la seriedad que necesita. He pasado horas tratando de encontrar el misterio de cada consonante, cada vocal, la forma de la frase, del lenguaje. Y con la misma seriedad luego voy al programa de televisión, y hago lo que el programa me está pidiendo. Si voy ahí con una actitud de interprete de lieder de Schumann le estoy fallando al programa, y entonces debería haber dicho no desde el inicio. Pero en lugar de esto, voy y hago mi “Chaka, chaka”, ¡sí! Pero también, y esto fue muy importante para mí, estaba preguntando siempre: ¿Cuántos segundos tengo? Y preparaba pequeñas cosas que decir sobre lo que yo creo que la ópera significa, para explicar que la música es importante, que es por lo que estamos en este programa, para hacer algo significativo, y fue fantástico oír a los popstars decir: “Vayan a la ópera, es realmente maravilloso, nunca pensé que fuera así”. Fui al Covent Garden, hablé con la gente y, por supuesto había gente a favor y en contra, pero me sorprendió cuando alguien dijo: “Ahora recibimos llamadas tipo”:

-       Cuando van a hacer el Brindisi? (lo pronuncian mal pero no importa)
-       Dentro de dos meses
-       Me gustaría que me informaran cuando salgan los billetes. Y la mujer japonesa, la que espera al americano… es una bonita historia. ¿Cuándo la harán?
-       El próximo año
-       Ah, pues ¿podría ponerme en la lista para las entradas?

Mire, esta no es la razón por la que hice From Popstar to Opera Star, pero es una consecuencia que acepto encantado.

Es una buena consecuencia…
¡Maravillosa! Estaba entrando en el Eurostar  y el controlador de billetes me dice: “¿no es usted el tipo de la ópera? Y le contesto: “sí”. Ahhhh, ¿sabe? Acabo de regalarle a mi mujer dos entradas para la ópera como regalo de cumpleaños. Vimos el programa y nos dijimos, oh…, tenemos que ir…” Y ya se que la gente piensa que es muy caro, pero si se hace un esfuerzo…

No, no es super caro…
Se pueden encontrar entradas baratas. Si piensa en un partido Arsenal contra Chelsea, la entrada es tan cara como una entrada cara en la ópera

¡La mayoría de veces la ópera es incluso más barata!
La ópera es más barata, exacto, y además hay varias maneras de experimentar la ópera, están los CDs, pero también el teatro. Vayan al teatro, y pueden encontrar entradas, si se esfuerzan un poco, por 20 libras. En primera fila. En cada teatro de ópera del mundo se esfuerzan por atraer la gente a la ópera.

Rolando Villazón, la forma más inmediata como se va a comunicar con la audiencia de Londres es a través de Haendel, con este concierto que forma parte del tour que está haciendo con Paul McCreesh y el concierto Gabrieli. Había grabado piezas de Haendel, por supuesto, pero lo interpreta algo menos a menudo que otra gente (Rolando ríe). ¿Cuál es su relación con su música, su material, y la experiencia del programa que interpreta en estos conciertos?
Mi primer contacto con esta música fue con Monteverdi, y fue con Emmanuelle Haïm. Me invitó a trabajar con ella, y me enamoré de este fantástico repertorio, así que empecé a escuchar lo que vino después, y a Haendel especialmente. Me encantó Haendel y por eso grabe este CD, y preparamos este largo tour, y luego lo tuve que cancelar. Quise mantener este tour a mi vuelta. ¿Qué es lo que me gusta de esta música? Lo tiene todo: tiene madurez porque el ritmo es muy importante. En esta música, casi se puede sentir el pulso de una canción pop, y las grandes canciones del pop tienen esto, me refiero a canciones pop actuales. También me encanta la sensación de “la giustizia”, ya sabe, como in “Ombra mai fu” y “Scherza infida”, como Haendel es capaz de alargar el ritmo, y la voz, y los instrumentos. Es un músico mucho más completo que Vivaldi, por ejemplo, y puede transmitir, como Vivaldi hizo, tanto la locura chispeante, esa deliciosa sensación, como también el mar clamado donde tienes la sensación de fundirte con el atardecer. Y es simplemente maravilloso, inmenso, misterioso… y de pronto, BOOM! vuelve atrás y las nuves aparecen y todo se llena de peces danzando y pájaros volando, y (canta)… “Dopo notte, atra e funesta”. Es simplemente… la manera como ser mueve de un extremo al otro, y la riqueza de la orquestación, es fantástico.
Lo que me encanta de este periodo es que la técnica es lo más importante, la voz está en segundo término. Más tarde, con el verismo, la voz será lo primero, la técnica lo segundo. Lo que la gente espera en Puccini es, “dame la voz… y grita si es necesario… no me importa”. Obviamente, cuando se canta verismo sin gritar y se transmite con la técnica que usarías para Mozart, entonces es algo sublime. Pero en Haendel, primero está la técnica… y después la voz. Y si pones la voz primero vas a (ruido de un choque) estrellarte en la música. Y tienes que acompañar a la música, ser una parte de ella, más que en ningún otro repertorio, y esto me encanta. Me encanta ser una parte del todo.
Recuerdo cuando canté el Requiem de Verdi, un amigo mío me dijo: “¿sabes? Ha estado muy bien, ha sido precioso, pero no he visto tu personalidad, no has destacado como haces a veces en los conciertos”, y yo le dije “gracias, me lo tomo como un cumplido, porque esto es exactamente lo que intentaba hacer…” sólo interpretar de la mejor manera posible. Y hablando de Tony Papanno: qué gran experiencia trabajar con él!… Es algo increíble poder tener un gran músico, un gran director, un gran líder con una maravillosa idea. Este réquiem es “su” réquiem y ha sido correctamente valorado, porque desde el principio hasta el fin, puedes ver que él está encima de todo. Sabe colocar a los cantantes de tal manera que todo resulta perfecto… Bueno, no, no perfecto, porque odio escuchar el adjetivo “perfecto” en música. No, dame imperfección. Lo perfecto es a veces aburrido, algo completamente “no humano”. Yo quiero oír humanidad, y los seres humanos somos imperfectos. Por lo tanto la música, es imperfecta. Incluso con los mejores compositores oyes alguna nota que  (ruido chirriante)… ¿Por qué está ahí?... Y los mejores interpretes, me gusta oír cuando el sentimiento y su humanidad les transporta y de pronto no se trata de una pieza de arte… es sólo algo creado por seres humanos y la fuerza del espíritu humano juntos, y eso hace que algo nazca.



¿Cuánto cuesta acceder a este sitio, llegar al sitio en que se da esta “imperfecta-perfecta” experiencia humana en un escenario de ópera, rodeado de todas las otras cosas que pasan en torno a la carrera de una estrella de la ópera, que es lo que usted es, le guste o no. Todo este “apparatus”, el hecho de tener compromisos a años vista, y la manera como la ópera funciona: los fans, los críticos, la audiencia… ¿todo esto lo hace más duro?
Sí, probablemente sí, pero así es la vida. Creo que lo hace más duro porqué a una parte de mi le gustaría saltar al escenario y sentir que, una vez allí, nada más importa. Una vez en el escenario, tu nombre no significa nada. Rolando Villazón – y se lo digo con toda la sinceridad – no es nadie. Cuando canté en Viena, era Nemorino. Hacía las cosas que creía que aquel Nemorino que yo había creado, haría en cada ocasión. Pero al mismo tiempo el intérprete debe estar bajo control: saber cuando debes estar quieto porque no es tu momento, porque no debes captar la atención… Lo que el público debe mirar es otra cosa, el sargento está entrando, y si haces cualquier movimiento, debe ser sólo para subrayar la presencia de ese personaje. Esto lo aprendí cuando hice los “Alfredos” al inicio de mi carrera. Cuanto más interpretas a Alfredo como una luz que brilla sobre Violeta, más éxito tendrás. Se trata de la historia de Violetta Valéry: dejad que ella se lleve el show, ¡sí! Es el show de Violetta Valéry, y así está escrito! Así que, ¿me pregunta si es duro? Imagino que es necesario. Es una lucha. Creo que una lucha con mi celebridad, pero la acepto con gusto. Me siento muy feliz, ¿sabe? No voy a negarle que el hecho de que pueda vender CDs me permite decir: “me gustaría hacer un CD de Haendel, o que mi próximo proyecto sea sobre canción mexicana”. Probablemente a la industria de la música le gustaría más tener, no sé, un álbum con canciones de Navidad o de Puccini, y probablemente sería un éxito de ventas… Debo decir, en relación a todo lo que se dice sobre que “Villazón ha sido obligado por la industria y los teatros”… ¡A mi no me ha empujado nadie a hacer nada!. He firmado yo mismo todos los contratos. La responsabilidad es mía. ¿Qué he cometido errores? Sí, he cometido varios errores. ¿Qué si los seguiré cometiendo? ¡Sí, por supuesto! ¿Que fracasaré? Estoy seguro de que en algún momento fracasaré, porqué voy a seguir tomando riesgos. Creo que el arte debe ser arriesgado. El artista de verdad debe estar justo ahí, en el límite. Necesita probar diferentes cosas. ¿Qué si haré más shows en televisión? Sí, los haré. Acabo de grabar un documental para la BBC, What makes a great tenor. Es un programa muy serio sobre grandes tenores del pasado. Es un homenaje a los tenores del pasado, en cierta manera, una explicación sobre como funciona su voz. Creo, y me siento muy feliz por ello, que ganaremos unos 100.000 espectadores del Popstar to Opera Star porqué dirán: “vamos a ver que hace el tipo del Chaka Chaka”. Y sí, habrá más cosas divertidas, porque hay un payaso en mí y dejo que el payaso sea él mismo. Este payaso que vive en mi me ha liberado de mi propia crítica, de mi crítica interna. La que dice “oye, eres un interprete profesional, deberías vestirte así, o deberías… (suspira)”. Y el payaso dice ¡NO! ¡Deberías ser TÚ! Deberías correr riesgos, hacer las cosas que te apetecen, y si fracasas, reflexiona sobre ello. En realidad el payaso no diría eso, diría: ”!si fracasas, vuelve a intentarlo!”

Mire, la verdad es que el perfil psicológico de todo esto es fascinante. Su mujer es psicólogo, por lo que debe pasárselo bomba con usted porque su mente no para. Usted obviamente debe necesitar el chute de adrenalina o la sensación de límite que el estar en el escenario le da. Así que, en estos periodos en los que, por la razón que sea, no pudo subir al escenario, no pudo habitar este mundo de extremos y riesgo que significa el escenario, ¿pudo funcionar si ello?
Ah, claro, absolutamente. Pude, y podría. Quiero decir que adoro el escenario, me encanta interpretar, amo la ópera, disfruto cantando… Lo que eché de menos fue el hecho de poder cantar. No profesionalmente, sino simplemente cantar. Yo canto constantemente, Canto en la ducha, canto cuando ayudo en la cocina. Canto para mis hijos. Canto cuando ando por la calle… Empiezo a tatarear... Y esto es lo que no podía hacer: es lo que echaba de menos. Recuerdo una vez que estaba andando con Lucía, mi mujer. Era un día precioso y pare junto a un árbol… y todos los pájaros estaban cantando (silba). Y yo no podía cantar. Y les mire y les dije: ¡CABRONES! Realmente, esto es lo que eché de menos.

¿No echo de menos el hecho de poder comunicarse?
Bueno, esto es algo diferente. El escenario es un medio de comunicación, pero no sólo es eso. Lo que hice durante aquel tiempo es algo que siempre he querido hacer, que es escribir una novela. Y pasé horas y horas en una habitación que he construido aquí, arriba, y empecé a escribir. Fue tan intenso como aprender e interpretar una ópera. Fue, y de hecho es, porqué todavía estoy en ello y pienso terminarla, extraordinario.
Hay una frase de Susan Sondheim, en sus diarios (ruido de páginas)… Aquí está. Me encanta esta frase: “Me cuesta pensar excepto cuando estoy hablando. Por eso hablo tanto”. Lo cual me describe, en serio. La entiendo totalmente. Tengo una idea, y tengo que hablar. Incluso cuando estoy solo, creo conversaciones y empiezo a hablar. Imagino a gente a la que le hablaría, imagino entrevistas… Es curioso, pero mis pensamientos necesitan el soporte del papel o necesito expresarlos. Y creo que cantar es igual. Siempre he pensado que el canto es una expresión de mi alma. ¡Tengo un alma que necesita gritar! ¡Todo el mundo tiene un alma que necesita gritar! Tenemos que encontrar la vía para dejar que nuestra alma grite.
En mi vida todo ha pasado casi por accidente. Yo fui descubierto – cosa que sucede a la mayoría de los cantantes de ópera. Pocos de ellos querían ser cantantes de ópera. La mayoría, como en mi caso, fueron descubiertos. Y a partir de ahí, todo sucedió antes de que yo pudiera planificarlo. Una compañía discográfica vino a mi y dijo: “Nos gustaría que grabara un CD con nosotros”. Y bueno, ahí empezó mi carrera. El debut en París fue un accidente. Un tenor canceló, mi amigo Ramón Vargas… y por un cúmulo de circunstancias me pidieron a mí que cantara. Y así empezó, y siguió, siguió y siguió... Usted mencionó antes la palabra estrategia. No ha habido ninguna estrategia. Lo que ha habido – y esta es una estrategia de payaso – es el modo “SI”.  Mire, hay un dicho que me aburre enormemente. En el mundo de la ópera la mayor sabiduría es “aprender a decir no” ¡Ughhh! ¡Sí, aprende a decir SÍ! Para mi la sabiduría es, aprende a decir SÍ. ¿Por qué el “no”? Aprende a decir sí… “SÍ” a las cosas que son buenas para ti, “SÏ”, al tiempo libre... Pero en realidad lo que normalmente quieren decir es: “Di no, no cantes tanto, no cantes papeles difíciles, no…”  ¡Pues sí, hazlo! Intenta hacerlos, y si ves que no son adecudos para ti, entonces de acuerdo. Cuando la gente dice “El Don Carlo, este fue su problema…” ¡No! Quiero cantar Don Carlo de nuevo. Quiero interpretar a Don José. No estoy de acuerdo en que estos roles sean para grandes voces. Deberían ser para tenores líricos con un buen director. Y este es el caso con el Don Carlo que hice. Tuve al maravilloso Chailly, y en el último tuve al increíble Pappano. Músicos extraordinarios: entienden a la gente con la que trabajan. Así que, si trabajas con alguien que va… BOOOM, y hace sonar la orquestra como un ejército, entonces ni el más potente tenor del mundo va a conseguir que se le oiga. Las orquestras han cambiado. Los cantantes han cambiado. Y los límites se presentaran por ellos mismos, y a veces no es nada agradable. Yo lo se por experiencia ahora. A veces dices: ¡“uau, esto ha sido un agujero!”

En esos momentos en que se acerca al agujero o a veces cae en él, ¿qué le salva? ¿Cosas como las que aprendió haciendo de payaso? ¿Hay estrategias en su vida? ¿O sabiendo que está escribiendo una novela, sabiendo que le gusta dibujar, sabiendo que tiene una familia fantástica, esta casa fantástica en París… son esas las cosas que le salvan en momentos como estos? ¿O… que es?
Sí, diría que soy muy afortunado. Tengo una familia maravillosa, tengo buenos amigos. ¿Que es lo que salva a cualquiera? Son la razón y el amor. Es el hecho de analizar las cosas, porque no se trata sólo de forzar hasta el límite y luego seguir corriendo y… (gritos) morir”. Fuerza hasta el límite, pero se consciente de lo que está sucediendo. Entiende lo que va a suceder ahí. Piensa en las consecuencias… ¡y después abraza las consecuencias!
Siempre he pensado que es como si miras esta pared y dices: “me encantaría poder saltarla”. De acuerdo, la consecuencia es que si la salto, me voy a romper la pierna. Así que tienes dos opciones: sí o no. Si escoges “aprende a decir que no” vas a decir, no, no lo haré, y te vas y salvas tu pierna. En el modo “SÏ” dices, bueno, probablemente ésta será la consecuencia, ¡vamos a intentarlo! Saltas… y sientes lo maravilloso que es estar en el aire, saltando y después cayendo. ¡Y luego te rompes la pierna! Por tanto el tipo que se largo nunca sabrá lo que se siente al saltar la pared. El tipo que se rompió la pierna, dentro de un mes va a estar caminando de nuevo, y saltando otras paredes. Para mí, ésta es la diferencia. Sí, pagas un precio por las cosas, y no voy a decir que el tipo que se largo estaba equivocado. Es una opción de vida, el es feliz así.

Pero, ¿parte de su cerebro es consciente en este momento? ¿Sabe el riesgo que conlleva? Entonces, ¿se trata de aceptar que el riesgo está ahí y que va a suceder… y aceptar que está bien?
A veces desearía que el cerebro no estuviera conectado. Honestamente, a veces creo que pienso demasiando acerca de ciertas cosas y que debería simplemente dejar que pasaran… que es lo que sucede en una buena interpretación. Puedes estar muy nervioso, puedes pensar: ”si pasa eso o aquello, entonces haré eso… bla, bla, bla, etc”. Pero cuando entras en el escenario, BOOM, sabes que lo que tenga que pasar pasará, y ahí está la belleza de la música. Hay algo, si quieres, místico en ello. No me gusta usar la palabra “místico”, pero hay algo que va más allá de la explicación científica. Te sientas, en una de estas funciones en las que todo va a la una, y el tempo se para y transcurre de una forma única para la gente que está ahí sentada, para los que están actuando. Y de pronto sientes una conexión con la música  (y esto no solo en la ópera) con la música en mayúsculas. Puedes incluso tener la impresión de que no somos sólo animales, que, sea lo que sea, energía, alma, esa parte de nosotros que no se puede explicar… en ese momento cobra significado…  En ese momento hay un contacto. Es como una corriente. Cuando entras en ella, te conviertes en parte del fluir. No sólo parte de ello, tu das algo a este fluir.
El modo como yo percibo una gran interpretación es como una ola. Solo existe en este momento, es única. No importa que dos días después lo vuelvas a hacer. Entonces será otra clase de ola. Por lo tanto mejor que disfrutes esa ola, es la única que existirá en la historia del universo. Para mí, todo gira en torno a esto.
Por lo tanto, la música importa, sí! Por supuesto importa mucho, y esta es la pregunta que me hice desde el inicio, hace diez años, cuando empecé. Era una gran pregunta. Releo mis notas, y sigo escribiendo: ¿qué es lo que hay en el fondo de todo eso? ¿por qué estoy haciendo esto? ¿sólo para hacerme famoso? ¿sólo por el aplauso? Entonces no vale la pena. ¿Por qué? La humanidad necesita más que esto. Nos necesitamos los unos a los otros. Creo que hay un “nosotros”. Tenemos que hacer de este mundo un mundo mejor, es un desastre de mundo, tenemos que hacer de él un mundo mejor… y la música tiene un papel muy importante para que el mundo sea mejor, estoy convencido.


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