24 déc. 2008

OTRAS NOCHES...SIN PAZ


En estas fechas las felicitaciones y los mejores deseos son de "obligado cumplimiento". Te llegan de quien lo hace sinceramente y de quien igual te diría "que te den morcilla". Y contestas con similares palabras a quien quieres y a quien borrarías de tu vida. Formulismos, falsas palabras, estética chillona y cargante.

Como dice Gert, algunos tenemos Xmas-phobia: cada año lo mismo, sin posibilidad de escapar, pasando por maleducado si no contestas y sintiéndote imbécil cuando lo haces por pura rutina. Luego estan los que afirman que no les gustan las navidades, pero, curiosamente, no dejan de ejercer ni uno sólo de sus rituales. En una sociedad donde nadie se dice lo que realmente piensa, estas fechas son el paradigma de la hipocresia y el cinismo. Fiestas familiares donde salen o se esconden todos los trapos sucios, fiestas con los compañeros de trabajo en las que se rivaliza a ver quien bebe más y consigue ser más patético. Eso si, con el gorrito de Papa Noel puesto.

Entiendo perfectamente que mucha gente disfrute con algunos aspectos de estas fiestas. No entiendo que se imponga ese disfrute a todos, que, o te amoldas, o eres anti-social, que no haya escapatoria posible, a no ser que seas multimillonario y puedas pagarte una estancia en Honolulu, o más lejos, aún mejor.

Cada día, cada momento en una vida valen la pena, merecen vivirse plenamente. Y no hay mejor muestra de amor que la que te llega cuándo menos lo esperas, fuera de los momentos marcados a tal efecto.

Y esta histérica y obligatoria felicidad colectiva tiene otro efecto: consigue que los que están solos, los que han perdido a alguien muy querido, los que están lejos de los que aman, los que padecen cualquier tipo de dolor, están aún más tristes, sufran más aún, sin posibilidad de escapar a la marea de buenismo baboso que lo desborda todo.

Hoy os ponemos la voz de Rolando, interpretando Stille Natch en la banda sonora del film Joyeux Noël. La película no es gran cosa, el argumento se podría haber aprovechado mejor: trata de la guerra y de la tregua navideña que deciden hacer dos bandos: ingleses (uy, no, escoceses) y alemanes, en un frente de batalla de la Primera Guerra Mundial. Parece ser que esos "pactos de no agresión" eran duramente castigados por los mandos militares, en cuando tenían noticia de ellos.

Las imágenes que acompañan este Stille Natch no son "las que tocarían": son de una web dedicada a fotos de niños en la guerra de Irak. Conmovedoras sus miradas, y terribles los soldados con sus máquinas de matar, pero no dejan de ser muchachos un poco mayores, normalmente engañados también. Hemos escogido las menos truculentas, pero no por ello menos impactantes. Pero estas cosas no ocurren porque si, no son ajenas a nosotros, cada uno de nosotros decide si apoya o no a quienes defienden estas acciones. Esperamos fervientemente que algún día les llegue también, a estos niños, a sus familias y a todos los demás en situaciones parecidas, la posibilidad de disfrutar de sus noches de paz.




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