26 janv. 2010

ROLANDO VILLAZÓN CONTESTA A LAS CRÍTICAS: ES SÓLO UN SHOW TELEVISIVO



artículo de Rolando aparecido hoy en el Telegraph 

'Popstar to Operastar' is only a television show, Rupert

Vulgar trash? Popstar to Operastar's Rolando Villazon replies to his fiercest critic 

No sooner had the first episode of Popstar to Operastar aired then the sacred gates of the opera world opened, revealing a resounding chorus of disapproving voices. Among them, one stood out: Rupert Christiansen not only expressed his disgust and insulted all participants; he even wished doom on the entire project.

I wonder what all the noise is about. Why are the critics so angry? What do they fear? They claim they are merely defending the reality of opera, of which the programme is "in no way representative". Would they be as angry watching people play Monopoly because that's not how economics really work? Popstar to Operastar is not a high-brow educational programme and it never claimed to be. Its purpose is not to give a factually accurate account of what it means to be a real opera singer in the real opera world. The idea of the show is less pretentious, if no less ambitious: pop singers, who have never had any classical training, attempt to learn the basics of the classical singing technique, and then perform classical melodies to a voting TV audience.

That's all. I am positive the programme won't confuse those viewers familiar with opera. In turn, those who don't know anything about opera might even be intrigued and decide to go to an opera or a concert.

Moreover, the programme will not result in trained opera singers being replaced by pop stars in the next production at the Royal Opera House. No microphones will be installed on the stages and the music won't be reduced to "only hits". Opera is not in danger. Instead, perhaps we all could try to reduce the divide between the wider public and what is often - and wrongly - perceived as an elitist and inaccessible art form.

In his polemic outburst, Christiansen questions the credentials of one panellist because she "has never sung a full opera in her professional career" and therefore "carries little authority". I have always found this contradiction interesting: the majority of critics are usually not capable of singing real operatic notes, let alone performing entire operas on stage, yet they make their living by evaluating musical performances.

Christiansen's expectations of me were to bring the "necessary negativity" to the spectacle. Why is it that negativity is valued so highly? Oscar Wilde said that criticism really is "a record of one's own soul", together with an account of what the critic has witnessed. However, I will let the critic - in possession of the only and absolute truth about opera - continue to educate and guide the ignorant masses.

I don't predict that the four million people who watched the first show will now rush to buy opera tickets; but even if only a few decided to try "the real deal", they would indeed experience how "exciting, powerful and beautiful the real thing" is.

Meanwhile, opera is treated with nothing but respect and admiration by the contestants in the programme. They have recognised its challenges and have been amazed and overjoyed by what they have discovered. That sincerity and curiosity have been the real discovery for me.

Those who don't like the programme are entitled to feel this way. They can turn off the television - or not turn it on to begin with. I will just humbly continue to do the things I do - with untouched dignity, a beating heart and a smile on my face. And the show will go on.

Telegraph.co.uk 26-01-2010

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Traducción aproximativa al español

'Popstar to Operastar' es sólo un show de televisión, Rupert

Vulgar basura?  Rolando Villazón, de Popstar to Operastar, responde a su más acérrimo crítico

Tan pronto se trasmitió el primer episodio de Popstar to Operastar, se abrieron las sagradas puertas del mundo de la Ópera, revelando un resonante coro de voces de desaprobación. Entre ellas, destacó una: Rupert Christiansen no solo expresó su disgusto e insultó a todos los participantes, incluso deseó el fracaso de todo el proyecto.

Me pregunto porqué todo este ruido. ¿Porqué están los críticos tan enojados? ¿Qué temen?
Ellos afirman que no son más que la defensa de la realidad de la ópera, de los cuales el programa es "de ninguna manera representativa". Ellos afirman que solamente defienden la realidad de la Ópera, que el programa "de ninguna manera representa". ¿Estarían tan enojados viendo a otras personas jugar al Monopoly, porque no es como funciona realmente la economía? Popstar a Operastar no es un programa de alto nivel educativo y nunca ha pretendido serlo. Su propósito no es demostrar con hechos concretos lo que significa ser un cantante de ópera real en el mundo de la ópera real. La idea del show es menos pretenciosa, pero no menos ambiciosa: los cantantes pop, que nunca han tenido una formación clásica,  intentan aprender los fundamentos de la técnica de canto clásico, y luego interpretar melodías clásicas, para que vote una audiencia televisiva.

Eso es todo.
Estoy seguro de que el programa no confundirá a los espectadores familiarizados con la ópera. A su vez, los que no saben nada de ópera, podrían quedar intrigados y decidir ir a una ópera o a un concierto.

Además, el programa no causará que los cantantes de ópera formados sean sustituido por las estrellas del pop en la próxima producción de la Royal Opera House. No se instalarán micrófonos en los escenarios y no se reducirá la música a "sólo grandes éxitos". La Ópera no está en peligro. En cambio, tal vez todos podríamos tratar de reducir la brecha entre el público en general y lo que es a menudo - y equivocadamente - percibido como elitista y una forma de arte inaccesible.

En su arrebato polémico, Christiansen cuestiona las credenciales de uno de los expertos, porque "nunca ha cantado una ópera completa en su carrera profesional" y por tanto "tiene poca autoridad". Siempre me ha parecido interesante esta contradicción: la mayoría de los críticos no suelen ser capaces de cantar las notas reales de ópera, y mucho menos cantar óperas en el escenario, sin embargo, se ganan la vida evaluando actuaciones musicales.

Las expectativas de Christiansen sobre mí eran que aportaría la "negatividad necesaria" para el espectáculo. ¿Porqué la negatividad se valora tanto? Oscar Wilde dijo que la crítica es realmente "un reflejo de la propia alma", junto con un relato de lo que el crítico ha sido testigo. Sin embargo, dejaré que el crítico - en posesión de la verdad única y absoluta de la ópera - siga educando y orientando a las masas ignorantes.

No predigo que los cuatro millones de personas que vieron el primer espectáculo ahora se apresurarán a comprar entradas para la ópera, pero si sólo unos pocos se deciden probar "lo auténtico", sí que encontrarán la experiencia real emocionante, poderosa y hermosa.

Mientras tanto, la ópera es tratada con respeto y admiración por los concursantes del programa. Ellos han reconocido sus problemas y están sorprendidos y contentos por lo que han descubierto. Esta sinceridad y esta curiosidad ha sido un verdadero descubrimiento para mí.

Los que no aprecian el programa tienen derecho a sentirse así. Se puede apagar la televisión - o no encenderla para empezar. Me limitaré a seguir con humildad para hacer las cosas que hago - con la dignidad intacta, un corazón que late y una sonrisa en mi cara. Y el show continuará.
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