3 avr. 2012

ROLANDO VILLAZÓN, CONCIERTO EN LA OPÉRA ROYAL DE VERSAILLES (2/04/12)



Ayer llegué a Versailles con el tiempo justo. Por alguna razón que desconozco, la estación de RER de Paris donde debía coger el tren sólo salían trenes hacia Versailles Chantiers, no hacia Versailles Rive Gauche, la cercana al Palais. Encima el tren que cogí paraba en todas las estaciones, y me pasé el viaje temiendo no llegar a tiempo. Al llegar a la estación, en la otra punta de la ciudad, encontré enseguida un taxi, que me acercó rápidamente hasta la misma puerta de la Opéra Royal, afortunadamente.

Y es que hay ocasiones que son únicas, y cuando coinciden Rolando Villazón y Guerassim Voronkov dirigiendo la Nuevo Mundo Chamber Orchestra, y el lugar es la suntuosa Opéra Royal de Versailles, no hay duda alguna de la excepcionalidad del momento. Si le añadimos un repertorio bellísimo (acertado nombre de Tresors du Bel Canto) de canciones (que no arias, cabe subrayar) muy poco conocidas de Bellini, Rossini, Donizeti y Verdi (reorquestadas para una formación de música de cámara), casi nada puede estropear la velada. Y nada lo hizo, ciertamente: Rolando estuvo seguro, exultante, rico en matices y muy fluido, con un estilo más legato y sutil, y el director y la orquesta fueron también principales actores del éxito de la velada.  

El público era variopinto, mejor dicho, había dos procedencias: amantes de la ópera/seguidores de Rolando y, por el otro, visitantes de Versailles, que habían decidido finalizar su estancia con un concierto en su lujosa ópera. A mi izquierda, tenía un matrimonio de Lille, que pertenecían a este segundo grupo, les pregunté y me dijeron que desconocían al tenor que cantaba.. Al finalizar, los dos fueron los primeros de la fila en ponerse en pie, aplaudiendo frenéticamente, y la señora, que era la que tenía a mi lado, tenía la misma expresión de entusiasmo y arrobo que ya conocemos quienes hemos visto a menudo a Rolando, con el añadido de la alegría inesperada del factor sorpresa.

Empezó el concierto la orquesta, interpretando Obertura de concierto en sol mayor, de Luigi Cherubini

Rolando inició con la bellísima Vaga luna che inargenti, de Bellini, mucho más fluida y con mas italianidad que la primera versión que le escuché en enero, en el Concierto de Madrid para la Fundación Síndrome de Down. Debo aclarar que lo de la “italianidad” es un concepto que cada uno entiende como le place (al igual que tantos conceptos de ópera, poner unos cuantos “expertos” a definirlos, y cada uno cuenta algo diferente), pero para mi significa cantar con contundencia y al mismo tiempo, finezza, con musicalidad, y degustando el idioma. Por esos tantos buenos tenores germánicos, por ejemplo, no me acaban de convencer en italiano, se nota que, aunque comprendan lo que dicen, no lo saborean, no lo interiorizan, les falta “mediterráneo”…y,  en cambio, de eso suelen ir sobrados, aunque estén al otro lado del mundo, los tenores mexicanos.




La segunda canción, también de Bellini,  fue Torna, vezzosa Fillide. Esta composición, de más de ocho minutos de duración, es un drama en miniatura, que narra una historia de amores pastoriles. La voz en la parte central está embellecida con complicadas notas. El final es angustiado y desesperado. Con el mar tormentoso como escenario, se lamenta de que no volverá a ver a su amada de nuevo. Ella ha muerto ahogada, y su amante delira y grita. Fue muy largamente aplaudida, y podéis disfrutarla en este audio.

Torna, vezzosa Fillide,
al caro tuo pastore;
lungi da tue pupille
pace non trova il cor.

Al caro tuo soggiorno
io sempre volgo il piè
e grido notte e giorno:
Fillide mia dov'è?

Domando a quella sponda:
Fillide mia che fa?
E par che mi risponda:
Piange lontan da te.

Domando a quello rio:
Fillide mia dov'è?
Con rauco mormorio dice: 

Piangendo sta.

Il caro tuo sembiante,
fonte d'ogni piacere,
il miro ad ogni istante
impresso nel pensier.

Ma rimirando allora
ch'egli non è con me,
grido piangendo ognora:
Fillide mia dov'e?

Son fatte le mie pene
un tempestoso mare;
non trovo, amato bene,
chi le potrà calmar.

Che fa la morte, oh Dio,
che non mi chiama a sé?
Gridar più non poss'io:
Fillide mia dov'è?


Seguidamente, la orquesta nos ofreció la Obertura di Elena de Feltrepara proseguir Rolando con Il sospiro (Donna infelice, stanca d’amore), y seguidamente L’esule (Qui sempre ride il cielo). El primero de los dos “esule” de la noche, el de Rossini, porque cerraba el concierto otra canción con el mismo título, de Verdi. Un emotivo recuerdo a la patria lejana, desde un bello pais con todas las virtudes, …pero que no es el del exiliado (l’esule). Huelga decir que Rolando la cantó con una intensidad especial, con una calidad especialmente fundente cuando pronunciaba “la patria mia”.

Y alguien la ha subido ya a Youtube (Thankssss !!!) ...



Finalizó así la primera parte, con una intensa salva de aplausos, y caras de satisfacción entre los asistentes. Aprovecho el receso para comentar dos cosas que no me gustaron de la organización: primera, el programa, que, con un coste de 10€, incluia sólo unas páginas (12 exactamente) dedicadas al concierto de Rolando, y se compartia el folleto con otras tres actuaciones posteriores del ciclo “Les grans concerts de Versailles”. ¿Para que quiero yo el programa de tres eventos a los que no voy a asistir?. Poco elegante, poco acertado. Otro problema son los asientos. En la loge meridienne (3r piso, enfrente al escenario), a parte de que no tienen respaldo, no tienes asientos adjudicados: hay en el centro un banco largo, y los acomodadores van colocando alli a la gente, de izquierda a derecha, empezando por el que llega antes, y no importa cual era tu número de localidad, te toca donde te colocan.

Inició la segunda parte Rolando, con L’amor funesto (Più che non ama un angelo), de Donizetti.  Acto seguido de la orquesta interpretó el Intermezzo de Fedora. Si antes el público ya había aplaudido largamente a la orquesta y a su director, esta interpetación, que dejó a todos  conmocionados, desató un delirio de aplausos. Guerassim Voronkov es un director extaordinario, ágil, vibrante, que extrae con delicadeza lo mejor de la Nuevo Mundo Chamber Orchestra, que, a pesar de ser de reciente formación, suena maravillosamente, con energía, con brillo. Hoy no me voy a extender con ellos, porque este post se haría interminable, pero posiblemente el próximo lo dedique al maestro y los músicos, triunfadores al mismo nivel que Rolando en la noche de ayer.




Siguieron dos composiciones de Verdi, primero, sobre un poema de Carlo Angiolini, Nell’orror di notte oscura y después, Non t’acostare a l’urna, poema de Jacopo Vittorelli.

La orquesta interpretó la Obertura de La Cenerentola, y Rolando finalizó la segunda parte con L’esule de Verdi, sobre un poema de Temistocle Solera. Obviamente el fervor de los aplausos hizo, repetidamente, que Rolando saliera al escenario, y, después de "amenazar" con cantarnos La Cucaracha en “versión Donizetti”, nos ofreció tres bises, en este orden: Malinconia (Bellini), In solitaria stanza (Verdi) y La Danza (Rossini).  

Aunque el público, muy cálido, acogedor y entusiasta, siguió aplaudiendo largo rato, el concierto acabó aquí, marchando todo el mundo encantado, unos a sus casa, y otros a hacer cola para la sesión de firma que se organizó a la salida. Cabe destacar que fue un poco caótica, con unas cuantas personas intentando avanzar en la cola de manera poco ortodoxa (siempre hay quien se cree más listo que los demás, pero en este caso había más de los habituales); se notaba que la organización no estaba acostumbrada a poner orden en estas circunstancias, posiblemente porque nunca se había encontrado con tanto revuelo. Cuando la cola ya estaba en su último tercio, se rogó a los asistentes que sólo solicitaran una firma. Me parece muy bien, creo que es una falta de respeto, para con el cantante y con el resto de personas, pedir 8 firmas, 4 fotos, un dibujo, etc.,…Pero visto que no todo el mundo tiene educación ni sentido común suficientes, son los organizadores quienes, desde el inicio, deben velar para que la gente vaya pasando de manera fluida, en beneficio de todos.







Quiero agradecer especialmente a Jacqueline V., que al salir, visto lo avanzado de la hora, nos acompañó con su coche hasta Paris y, concretamente, me acercó hasta el apartamento en Le Marais, a donde llegué desvelada, feliz, cansada y con la cabeza llena de los Tesoros del Bel Canto y la voz que nos los regaló.


Tresors du Bel Canto

Melodías de Rossini, Donizetti, Bellini y Verdi
Rolando Villazón tenor
Nuevo Mundo Chamber Orchestra
Dirección Guerassim Voronkov

primera parte: 40 minutos
entreacto
segunda parte: 1 hora

Primera parte
Luigi Cherubini (1760-1842)
Obertura de concierto en sol mayor

Vincenzo Bellini (1801-1835)
Vaga Luna che inargenti
Torna vezzosa Fillide

Saverio Mercadante (1795-1870)
Obertura de Elena de Feltre

Gaetano Donizetti (1797-1848)
Il sospiro

Gioacchino Rossini (1792-1868)
L’esule


Segunda parte
Gaetano Donizetti (1797-1848)
L’amor funesto

Umberto Giordano (1867-1948)
Intermezzo Fedora

Giuseppe Verdi (1813-1901)
Nell’orror di notte oscura
Non t’acostare all’urna

Gioacchino Rossini (1792-1868)
Obertura La Cenerentola

Giuseppe Verdi (1813-1901)
L’esule

Bises
Malinconia - Vincenzo Bellini 
In solitaria stanza - Giuseppe Verdi 
La Danza - Gioacchino Rossini


Nota: en próximos post pondré más materiales sobre este concierto, con las fotos que me habéis ido enviando y otros aspectos que no he tenido tiempo de recoger.