10 févr. 2011

WERTHER, EL DRAMA POÉTICO DEL ALMA (CRESCENDO)


Quiero hoy compartir en el Blog una de las críticas más bien hechas, más elaboradas y más profundas de las que han salido al respecto del Werther de Lyon. Creo que nadie que realmente haya visto el espectáculo (cosa que no sucede con todos los que escriben sobre ello) podrá decir, como mínimo, otra cosa de que es una puesta en escena bellísima y sugerente. Pero la autora del texto, Hannah Glaser, en este artículo para la revista alemana CRESCENDO, nos trasmite con una gran sensibilidad y certeza expresiva, sus impresiones sobre el resultado de esta primera dirección escénica de Rolando.

Primera puesta en escena del tenor estrella Rolando Villazón: Una ópera de Massenet, Werther, el drama poético del alma. 
Con la ópera de Massenet, "Werther", el tenor estrella Rolando Villazón estará, por primera vez, detrás del escenario. El lunes de esta semana, él celebró, con gran éxito, su debut como director en la ciudad francesa de Lyon. Fue en la ópera de esta ciudad donde hizo su debut como cantante en Francia . 
Hannah Glaser
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Desde entonces, Rolando Villazón ha cantado a menudo Werther, este enamorado desafortunado cuya vida termina, mientras que el matrimonio y el honor de su amada no se ponen en peligro, y que su amor no tiene ninguna salida. El público de la Ópera de Viena no fue el único en dejarse conmover, con la respiración contenida, por su intensa interpretación del rol. "Nadie muere como Villazón", escribió en aquellos días la prensa austriaca. Ahora, Villazón deja morir, y dirige precisamente la puesta en escena de esta sombría obra, como su primogénita, en la Ópera de Lyon. El modelo literario, "Las desventuras del joven Werther", apareció en 1774 como una novela epistolar. El autor fue en su tiempo un joven abogado en Wetzlar, y con este texto autobiográfico, retrata su amor sin esperanzas por Charlotte Buff, ya prometida. A los 23 años, Goethe frecuentaba el hogar de los Buff, y cuidaba las relaciones de amistad con el futuro marido de Charlotte, y con sus ocho hermanos y hermanas menores.Se guardaron las convenciones sociales, pero al final el joven Goethe no pudo soportar este amor no vivido, y se marchó de Wetzlar. - También la ópera de Massenet, compuesta más de cien años después, es una obra íntima, parca en acciones y cuyo drama se desarrolla en la música, y por esto, en la vida interior de los personajes. En apariencia, los protagonistas se conforman con las reglas sociales y permanecen aprisionados, las emociones se desenvuelven en su interior.

El subconsciente es, en consecuencia, el terreno en el que Villazón, como director, establece la interpretación de la ópera. Allí, donde pocas cosas ocurren, hace surgir imágenes de una belleza frágil, secuencias surrealistas de sueño, un universo poético de sentimientos que se alimenta sólo de la música. Como gran artista que es (no sólo este rol), él utiliza su enorme don para una sincronización óptima. El fuego que él pone en sus imágenes a través de gestos y símbolos, se enciende a su debido tiempo, de modo que incluso en la decadencia amenazadora, ese fuego ilumina la noche del alma - la de los personajes principales, pero también la de los espectadores.

Para la coreografía de este paisaje del alma, en plena expansión, el decorado blanco ofrece, con pocos accesorios, una locura, que una prodigiosa dirección de los colores y de las luces sumerge en una atmósfera siempre nueva. En su estado inicial, la escena brilla con una ligereza flotante y se sumerge en un blanco surrealista - a la izquierda, tenemos una jaula de pájaro de gran tamaño, a la derecha, un clavecín blanco y un reloj estilizado, y blanco - atributos de la familia burguesa en la que Charlotte vive con su padre y sus hermanos y hermanas. Con Villazón, no hay realismo ni naturalismo. La naturaleza está presente con una belleza sombría y abstracta, en segundo término, con flores de diseño gráficos, cuyos tallos - verdes en verano, blancos en la escena de muerte invernal - flotan ingrávidos, como un móvil de gran tamaño detrás de la escena.

Es en este escenario donde intervienen los cantantes, en una distribución idealizada, en primer lugar el joven cantante mexicano, Arturo Chacón-Cruz como Werther con su voz de tenor de timbre oscuro, y Karine Deshayes como la dramática Charlotte. La encantadora Anne-Catherine Gillet en el rol de Sophie, la hermana menor de Charlotte, aporta a la escena, con una voz radiante y un canto entusiasta, una alegría pura, y también el rol de Albert, burgués, novio y futuro marido de Charlotte, es, con el barítono Lionel Lhote, cantado adecuadamente. 

Una parte crucial del éxito también es atribuible a un personaje mágico, que no aparece en el Werther de Goethe ni en el de Massenet. Aquí, el interior de los protagonista se proyecta hacia afuera, suavemente y de forma visible para todos. Tenemos el payaso triste que, la mayor parte del tiempo, está encerrado en la jaula, y actúa, en ayuda de la pantomima que Werther no se atreve a hacer en la vida real. Él es feliz y sale de su prisión cuando Werther confiesa a Charlotte su amor, y más tarde es también quien entrega la pistola con la Werther se suicida. Y también tenemos este niño, un mini-Werther de siete años, vestido igual, que acompaña al adulto como su sombra muda. Este niño interior yace sin vida en la jaula cuando Werther comprende la desesperanza de su amor. 

Con su ayuda se desarrollan escenas llenas de fantasia, cuadros de gran belleza, serenidad y gracia que sirven para que cada uno pueda hacer sus propias asociaciones y su propia interpretación, y que cada uno se deje invadir por una ola de sentimientos que, tal vez, un amanecer o una mirada al cielo nocturno puedan suscitar. Por supuesto, también con Villazón, Werther muere al final y Charlotte se retuerce de desesperación. Sin embargo, las imágenes que quedaran de esta puesta en escena, son otras.


Traducción del alemán al francés: Eléonore (merci!)
y del francés al español, yo misma, disculpad aquello "lost in translation".


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