Si hay una persona determinante en la carrera de Rolando, ésta es sin duda Plácido Domingo. No es ningún secreto, el propio Rolando ha explicado hasta la saciedad como, arrebatado por la voz de Plácido, por su teatralidad, por su intensidad, le escuchaba una y otra vez, sus canciones primero y sus arias después, hasta conciliar su necesidad de comunicación, su visión de la interpretación con la del "maestro".
Desde la edad de 11 años, y debido a su gusto innato por el escenario, Rolando recibió clases de música, actuación y danza, pero fue el barítono Arturo Nieto, su primer maestro de canto, quien, en 1990, descubrió potencial operístico en su voz y éste empezó a relacionarse con el género a través de las grabaciones de Domingo. La voz de Plácido fue definitiva para Rolando hasta convertirse en su referente. Llegaron los pequeños papeles en el Bellas Artes de México y gracias al director artístico de la Compañía Nacional de Gerardo Kleinburg (gran amigo suyo), Rolando consiguió finalmente conocer a su ídolo. Años de aprendizaje, de admiración, se vieron recompensados al ganar el segundo premio de Operalia( y premio del público) en 1999.
"Recuerdo aquello con mucho cariño; fue estupendo el conocer a ese genio que es Plácido Domingo, y para mí el concurso, además de abrirme puertas, constituyó una gran experiencia"
Veamos al joven Rolando en la gala de Operalia que, desbordado por la emoción, le dedica un "No puede ser" a "su creador de sueños" a "su impulsor de carreras". La suya empezaba en este momento.
Si, así fue, llegaron los papeles protagonistas, los triunfos, los contratos. Empezaron a llamarle "Il piccolo Domingo", "el sucesor de Plácido", fácil asociación de ideas teniendo en cuenta que Operalia le abrió las puertas, pero, ¿qué tienen en común ambos tenores ? No comparten apenas repertorio, sus voces no son comparables y, no obstante, hay quien encuentra paralelismos, similitudes. ¿Cuáles? Para Plácido la respuesta está clara:
Si, en este punto se basa su complicidad, en la manera de llegar, de arrebatar al público partiendo de una entrega total, de un mismo punto de partida que, ejecutado de forma distinta en función de sus respectivas personalidades, les lleva a un resultado común: la comunicación con el espectador que es el objetivo último de ambos. ¡Nada más y nada menos!"Tenemos distintas voces, distintas personalidades, pero una misma manera de dirigirnos al público, de entregarnos en cada representación al máximo.... nos entusiasma actuar "
En el video que sigue, confeccionado expresamente para este blog a partir del Bonus Dvd de Gitano, veremos (además de unas cuantas Rolandadas) como nos cuenta Rolando, de manera muy cómica, cómo fue su primer encuentro con Plácido (minuto 1:03), que ya os adelantamos no es nada, pero nada convencional, muy al estilo Villazón. Les veremos "tatarear al unísono", trabajando en un ambiente cordial y distendido, y como a Domingo, con pinta de amable catedrático despistado, se le ilumina la cara de satisfacción al repasar uno de los audios grabados.
Será en el estreno de "El cartero" (próximamente hablaremos del tema) cuando Domingo, que ya tiene su lugar en la historia de la ópera, y Rolando, cada vez más Villazón, nos demuestren esa complicidad en escena.
¡Arderán las plateas!