Viena, 19 nov (EFE).-
Ni el Rodolfo de "La Bohème", ni el Alfredo de "La Traviata". El tenor mexicano Rolando Villazón encarnó hoy un papel mucho más complicado al acudir vestido de payaso a divertir a los niños ingresados en un hospital de Viena. Armado con una enorme nariz roja y una estridente bocina, Villazón, transmutado en el payaso Rolo, se enfrentó a un público incluso más exigente que el de la Ópera de Viena o la Metropolitan de Nueva York, invitado por la ONG austríaca "Rote Nasen" (Narices Rojas).
Ni el Rodolfo de "La Bohème", ni el Alfredo de "La Traviata". El tenor mexicano Rolando Villazón encarnó hoy un papel mucho más complicado al acudir vestido de payaso a divertir a los niños ingresados en un hospital de Viena. Armado con una enorme nariz roja y una estridente bocina, Villazón, transmutado en el payaso Rolo, se enfrentó a un público incluso más exigente que el de la Ópera de Viena o la Metropolitan de Nueva York, invitado por la ONG austríaca "Rote Nasen" (Narices Rojas).