4 nov. 2008

SI DOLCE È L'TORMENTO


Si dolce è l’tormento
es una canción de Claudio Monteverdi, la tercera de las incluídas en el Quarto scherzo delle ariose vaghezze commode da cantarsi a voce sola, con texto de Carlo Milanuzzi.

En la Italia del siglo XVII, la estética manierista surgida con la disolución del Renacimiento y como preludio del incipiente Barroco impulsó el surgimiento de principios compositivos trascendentales en la futura música occidental.
En el ámbito de la música vocal, concretamente, se estableció por vez primera un sistema para realizar un acompañamiento armónico supeditado a las voces melódicas altas, posibilitando así la enfatización de la expresividad del canto y, en general, la regulación de la canción para voz solista al servicio de un poema de nueva creación. Era realmente una “seconda prattica” que se oponía a la antigua estructuración polifónica contrapuntística donde se entrecruzaban todas las melodías y dificultaban la clara comprensión del texto poético.
El siglo XVII asistió a una gran proliferación de ediciones impresas de canciones estróficas, compuestas en un idioma mucho más homófono y que tenían una importante función como música de sociedad. Si el estilo recitativo fue la base del nuevo género operístico, donde lo más importante era la declamación cantada del drama dialogado, Monteverdi fue de los primeros en dotar de mayor variedad al dramma in musica con la inclusión de esas piezas estróficas, como esta que nos ocupa, que pronto pasarían a titularse aria.

Rolando Villazón grabó esta canción en el álbum Combattimento, que incluye, además de "Il Combattimento di Tancredi e Clorinda" de Claudio Monteverdi, piezas de música antigua y madrigales, bajo la dirección de Emmanuelle Haïm y junto a la soprano Patrizia Ciofi y el tenor Topi Lehtipuu.


Veamos la opinión del crítico Jaume Radigales:

Combattimento es un espléndido trabajo discográfico dirigido por Emmanuelle Haïm en que Villazón demuestra su versatilidad cantando Monteverdi. Su Combattimento di Tancredo e Clorinda tiene las dosis justas de dramatismo y narratividad, con un carácter mesuradamente teatral. Se podrá decir que la emisión y la proyección del mexicano quizá no se ajustan al tipo de canto barroco, pero el complemento justo con Haïm ayudan a hacer del canto de Villazón no sólo una excusa para abordar Monteverdi, sino una alternativa del todo válida a las descafeinadas versiones que, optando sólo por la filología, olvidan el carácter psicológico de las obras del autor de L’Orfeo.

Esta canción es una de las preferidas por las autoras del blog. De esas que nunca fallan, que acompañan cuando se requiere. Su melodía contiene dulzura y melancolía, sugestiones de historias, imágenes de sentimientos. Rolando la borda, le da unos matices bellísimos, conmovedores, diferentes y nuevos en cuanto a interpretación del barroco. Es audaz, y la hace suya. Os invitamos a disfrutarla: