12 mars 2012

L'ELISIR D'AMORE SCHILLERTHEATER BERLIN 8-03-2012

foto: Anne

He estado unos días en Berlín, y, contrariamente a mi costumbre, no he regresado a Barcelona al día siguiente de la función a la que he asistido, con lo que el post se ha retrasado un poco. Pero "nunca es tarde si la dicha es buena" y, ya sólo por las fotos de Anne, valía la pena esperar.

El pasado día 8 asistí a L'elisir d'amore en el Schillertheater de Berlín, donde se hacen las representaciones de la Staatsoper Unter den Linden  hasta que el teatro esté restaurado. Se hablaba de que sería en 2013, pero también leí que posiblemente habría un cierto retraso. Se siente una gran añoranza al pasar por Unter den Linden y ver el magnífico edificio medio cubierto por andamios, y la Bebelplatz con vallas de imágenes de las funciones que en él se representaron. Si bien el Schillertheater es un edificio también parcialmente restaurado y con encanto, no es comparable, al menos en mi particular mitología, al edificio original de la Staatsoper.




Tenía curiosidad por ver esta puesta en escena del Elisir, que estrenó Percy Adlon en 2002. Debo decir que, aunque tiene puntos interesantes, globalmente me pareció que en 10 años ha quedado bastante desfasada, y ahora me parece más una obra de los 90, que de inicios de este siglo.  Aunque me disgustan las escenas en que, habiendo muchos personajes en escena, todos se quedan inmóviles cuando cantan los protagonistas, aquí se pecaba del exceso contrario. Hay momentos en que, cantando un aria o un dueto, hay tal movimiento (caótico) en escena, que realmente distrae la atención y molesta. ¿Falta de dirección o efecto perfectamente planificado? Lo ignoro.  

 Pero las producciones de la Staatsoper tienen siempre unos mínimos, y en este caso se cumplían de sobra, siendo un Elisir muy agradable de ver, divertido, como debe ser, y que, al menos, no tiene ese aire kitsch de la manida producción de la Staatsoper de Viena. La dirección musical, orquesta y coros tuvieron un gran nivel y el reparto de cantantes estuvo también a la altura.                                                
                                                        Director musical: Antonello Allemandi
                                                        Director de escena: Percy Adlon
                                                        Escenografía: Frank Philipp Schloessmann
                                                        Vestuario: Kathi Maurer
                                                        Coro: Eberhard Friedrich
                                                        Adina: Anna Samuil
                                                        Nemorino: Rolando Villazón
                                                        Belcore: Alfredo Daza
                                                        Dulcamara: Alfonso Antoniozzi
                                                        Giannetta: Narine Yeghiyan
 

Rolando está recién recuperado del virus que tuvo (él, y media ópera más, según su director) en la Staatsoper de Viena, a finales de febrero, y que le hizo cancelar una función. Varias personas que también presenciaron el Elisir del día 2 en Berlín, me comentaron que el del 8 había sido superior, y yo, ciertamente, encontré a Rolando en buen estado vocal. Quizá donde se podía ver alguna consecuencia era en ciertos momentos, donde era evidente que Rolando debía hacer un esfuerzo para atacar algunas notas, se le notaba concentrado y controlando su canto, desde la técnica. Esa es una de las cosas buenas (él siempre, como habréis leído, habla de ello) que vinieron después de su operación: la recuperación, larga e intensa, le hizo aprender a controlar mucho más que antes su instrumento, y ahora sabe por donde abordar un momento de dificultad, como en este caso. Pero repito que, de no saber nada de ese reciente resfriado, era difícil apreciar nada más que la concentración de Rolando en algunos momentos clave, porque el tenor cantó un muy buen Elisir, y fue muy apreciado por el público, que le ovacionó muy repetidamente, tanto durante sus arias, como al final, durante muchos minutos.

Anna Samuil me parece una buena soprano, que me encantó como Tatiana en Eugene Onegin cuando la vi también en Berlin, pero, no sé exactamente porqué, no la acabo de ver como Adina, vocalmente. Es cierto que dota al personaje de una buena presencia escénica, haciendo una Adina más altanera que pícara, pero diría que su voz es demasiado dramática (no me refiero a la tesitura) para el personaje, le faltaba fluir, matizar los diferentes momentos por los que pasa la protagonista, en mi opinión. Alfredo Daza interpretaba a Belcore, muy convincentemente, y con especial empatía con Rolando, no en vano ambos son mexicanos y cantaron juntos en los inicios de su carrera. También Alfonso Antoniozzi tuvo una excelente prestación como Dulcamara, con nivel vocal e interpretativo, y Narine Yeghiyan compuso una deliciosa Giannetta.

Uno de los mejores "efectos colaterales" de asistir a una actuación de Rolando, es ver al público disfrutar. Rolando conoce a la perfección el personaje y el recital interpretativo (a parte del vocal) fue superlativo. Sin pasarse, sin apoyarse en la caricatura, Rolando encarnó desde los grandes rasgos hasta el más pequeño detalle, los movimientos y expresiones de Nemorino, y el público permanecía magnéticamente enganchado a su figura, riendo a veces sólo de un pequeño movimiento de la mano, de un leve gesto con los ojos. Hubo un momento en que miré a mi alrededor, y vi a personas totalmente imbuidas en lo que veían, con una expresión de total entrega hacía la escena, con felicidad en sus rostros distendidos, con  agradecimiento por aquellos momentos únicos. Esto se reflejó, como he comentado antes, en el fervoroso y larguísimo aplauso hacia todos los artistas, pero muy, muy especialmente hacia Rolando, al final. 

Si se une en un cantante un timbre de voz cálido y profundo, una técnica muy trabajada, la exigencia constante de dar siempre lo mejor de sí, y una extraordinaria  habilidad artística para interpretar (cantar, actuar) un personaje, y también un carisma estratosférico, tenemos a Rolando Villazón, y es un placer compartir la catarsis colectiva que siempre se produce cuando el canta.

Al finalizar el espectáculo, estaba anunciado que Rolando firmaría en la sala principal, y se formó por un lado una larga, larguísima cola de personas y por el otro un grupo muy extenso a su alrededor, que no quería ninguna firma, pero si verlo y fotografiarlo. En total, calculo que unas 300 personas. Rolando estuvo dos horas atendiendo al público, hasta las 12:00 de la noche, a pesar de los esfuerzos de su mánager para que se retirara prudentemente para ir a cenar. Pero Rolando apuró hasta el final, y nadie se quedó sin su momento, su firma, su foto o su dibujo (incluso en unas muletas). 

MrsTLeighton ha publicado en Youtube un video de la escena final (many thanks!)


FOTOS ANNE (vielen dank!)