Acabamos de llegar (Daniele, Maria Teresa y yo), de la Staatsoper Unter den Linden al apartamento de Charlottenstrasse, hemos abierto una botella de cava rosado y acabamos de brindar a la salud de Rolando, of course.
El Eugene Onegin de esta noche ha sido una auténtica sorpresa, lo cierto es que habíamos comprado la entrada cuando era la primera actuación anunciada de Rolando (antes del anuncio del Elisir de Viena), pero no esperábamos demasiado de esta producción de Freyer. Durante el fin de semana haré el post definitivo, pero os adelanto que ha sido fabuloso y que Rolando ha cosechado un tremendo éxito entre el habitualmente frio público alemán. Su voz ha sonado más ligera que en el Elisir, más bella aún, más luminosa. Un Lensky extraordinario, un Eugene Onegin magnífico.