7 sept. 2011

DEAR SALVATORE (UN MENSAJE DE ROLANDO)


Este es el conmovedor mensaje que Rolando ha publicado hoy en su web, dedicado a Salvatore Licitra.
Salvatore y Rolando coincidieron en Los Angeles en el año 2006, en la Gala de apertura de la temporada 2006-2007 de LA Opera, exactamente el 10 de setiembre, hace cinco años. Un almuerzo de celebración en el Music Centre Plaza precedió al estreno y, despues de la performance, hubo una recepción en el Grand Hall of the Dorothy Chandler Pavilion. Se estrenó aquella noche una nueva producción de Don Carlo, con Salvatore Licitra como protagonista.


Dear Salvatore,

I see you in front of me: friendly, energetic, uncomplicated and very natural. We are sitting in a bar in Los Angeles. You are having a coke and I am drinking a martini. We have just met. There is music coming from invisible loudspeakers. We are telling jokes and laughing like tenors, louder than the music. Time passes, we keep talking and laughing, then we say goodbye.

This was years ago and today you are gone, forever. I have a void in my heart and a look of disbelief on my face.

But I see you. I see you my dear colleague, more than ever like then, friendly, energetic, uncomplicated, natural.
And your soul is your voice.
And your voice keeps singing to us.

And we listen.
And we listen.

Yours,
Rolando



Querido Salvador

Yo te veo delante mio: amistoso, enérgico, sencillo y muy natural. Estamos sentados en un bar en Los Angeles. Tú tienes una coca-cola y yo bebo un martini. Nos acabamos de conocer. Se oye una música que sale de altavoces invisibles. Estamos contándonos chistes y riendo como tenores, más fuerte que la música. El tiempo pasa, seguimos hablando y riendo, y luego nos despedimos.

Eso fue hace años y ahora te has ido, para siempre. Tengo un vacío en mi corazón y una expresión de incredulidad en mi rostro.

Pero te veo. Te veo, mi querido colega, más que nunca, como entonces, amistoso, enérgico, sencillo, natural.

Y tu alma es tu voz.
Y tu voz sigue cantando para nosotros.

Y te escuchamos.
Y te escuchamos.

Tuyo,
Rolando