9 mai 2010

LA FURIA DE ROLANDO...EN UN CASCO DE MOTO



Crude Furie degl' orridi abissi,
aspergetevi d'atro veleno!
Crolli il mondo, e 'l sole s'eclissi
a quest'ira, che spira il mio seno!

Eso lo canta, preso en cólera, el Rey de Persia, Serse, cuando descubre que la carta que le acaban de leer no es de su amada Romilda, sino de su anterior amante, Amastre.

La traducción es español podría ser algo así:
Crueles Furias de los horribles abismos
rociadme de oscuro veneno
Que se derrumbe el mundo, que el sol se eclipse
por esta ira que expira mi seno.

¿Y quienes son esos crueles habitantes de los abismos? Son tres animales mitológicos, figuras femeninas, las Erinias, para los griegos y las Furias para los romanos, que habitan el averno y que castigan los delitos morales (Alecto), los de infidelidad (Megera) y los de sangre (Tisífone). Dante las cita también en la Divina Comedia, a las puertas de la ciudad de Dite, el punto de entrada al sexto círculo del Infierno.
 
Con estos referentes, que he intentado abreviar, y sabiendo hasta que punto Rolando tiene pasión por conocer en profundidad e interpretar con toda su intensidad lo que canta, no es extraño que, en los conciertos de Handel, nuestro tenor sufra un proceso de transformación física que me recuerda (en menor medida, claro) al del hombre-lobo cuando sale la luna.

Lo pude observar solo en Londres, pero estoy segura (ya me lo confirmáreis) que se ha repetido en todos los demas. Cuando Rolando, después de Se piedà di me non senti, cantada por Lucy Crowe, sale a cantar Crude Furie degli orridi abissi, nada hace presagiar lo que se acerca. Sale relajado, sonriente. Se planta en medio del escenario, pasea su mirada por la sala, ampliamente. Pero inmediatamente, primera señal, sus cejas se arquean fuertemente, la parte interna hacia abajo, la exterior hacia afuera y su frente se surca de arrugas. La boca se retuerce en una mueca de angustia y los ojos parecen proyectados hacia fuera. En pocos segundos, Rolando ha invocado a Las Furias, y ellas han hecho su aparición, para acompañarle con su ira durante todo el aria. Cuando acaba de cantar, Rolando, en un gesto que marca la vuelta del lobo al hombre sonriente, se muerde cómicamente el puño, con ira, y la carcajada del público inunda la sala. Y los aplausos y los bravos, claro. ¡Todo un espectáculo, no os perdáis detalle quienes lo veias esta noche en el último concierto de Munich!

Por eso Ingrid A., tuvo una idea muy clara en el concierto de Paris. Cuando pudo acercarse a Rolando, despues de la actuación, iba "armada" con un grueso rotulador permanente blanco y llevaba en la mano su casco de moto. Y le pidió a Rolando que le dibujara una de esas Bestias del Averno. Aquí tenéis el resultado, el casco de moto con la customización más operística y original de los que circulan por el mundo entero. Ingrid A., muy generosamente, me ha enviado foto del casco, otras fotos, una crónica en inglés (para los lectores en ese idioma) y la transposición a papel del dibujo del casco en blanco y negro. Me gusta tanto, que presidirá la columna izquierda del blog durante un largo tiempo. Os dejo todo este material, agradeciendo a Ingrid A. que lo comparta con todos nosotros. Conforme escribía esto, se me acaba de ocurrir otra idea...¿que os parece una "chapa" con la Furia rolandera? Pues me voy a poner a ello, y le entregaré la suya a Ingrid A. en Berlin, donde coincidiremos en el Onegin el 5 de junio. 





Rolando Villazón, Knight of Arts and Letters, tours the world with acclaimed early music specialist Gabrieli Consort & Players transforming Georg Friedrich Haendel's art in hot sound. Last Thursday night, 6 Mai 2010, the public gathers at Salle Pleyel, art deco concert hall designed especially for symphonic music not far from Paris' Champs-Elysee and Arc de Triomphe. Triumph is what this unforgettable evening will bring. 

Paul McCreesh, founder of Gabrieli Consort & predominantly young Players, introduces with a vibrant "The Arrival Of The Queen Of Sheba" from Solomon. Roaring applause welcomes then Rolando Villazón. At a glance he gets focussed and becomes Grimolado (Rondelina): his eyes look over the audience into 1725, when this opera was first performed in London. Yet, with his emotion and alternating expressions Villazón brings Haendel into the 21st century."Fatto inferno è il mio petto".... Hell and torment seek for sleep to regain peace. In "Pastorello d'un povero armento" it's the shade of a beech tree that brings recovery. Villazón's finely tuned voice embraces all of us. After the Concerto grosso op. 3 Rolando returns as Serse, little-devil-like raising his eyebrows. His "Più che penso alle fiamme del cuore" makes me wonder how this piece would sound when performed by the voice for which it has been composed: a soprano castrato or countertenor! I definitively prefer the transposed version and Villazón's warm colours, no forcing, just impressing. The English soprano Lucy Crowe features then Cleopatra (Julius Caesar in Egypt): "Se pietà di me non senti". Dramatic torment of a woman who will die if her man will not pity her. Crystallic drama, splendidly performed by the acclaimed recitalist Crowe, who , with long blond waved hair and wrapped in a stunning glittering sequin dress, looks exactly like a mermaid. She's so much into it that she will have to turn around at the end, to dry a tear before taking blustering applause. Villazón brings now one of Haendel's "baddies" from Serse. "Crude furie degli orridi abbissi": the king calls evil creatures from frightful gulches and wishes the sun to eclipse because of the anger he feels. 

After the break the evening continues with "Scherza, infida, in grembo al drudo" (Ariodante), one of the most melodic and ingenious arias, distilled by Villazón into an elixir of sound. I don't know, if everybody feels like I do: the bitter reproach brings me into tears! Only after the vivace Concerto for oboe N° 3 in G minor, I regain emotional control when "Ciel e terra" resounds. Bajazet's aria, Haendel's masterpiece from Tamerlano, was re-elaborated by the composer for one of the most popular tenors of his time, Francesco Borosini. For me it is as good as certain that both, Haendel and Borosini, listened more that enthusiastic from above... Lucy Crowe shines again as Cleopatra, this time with a broad smile for "Da tempeste", in fact, she sings "this way the heart... and soal is happy again". And so are we. Now, at the end, from Haendel's major opera Tamerlano, Villazón performs Bajazet's "O per me lieto" and later, alternating with Crowe, prepares for Bajazet's great death scene: Visceral passion thrills the audience to tombal silence, while Rolando Villazón draws his last breath (musically talking, of course!) Frantic applause reanimates the Salle Pleyel and "curtains" are called for both protagonists and the director. No end of applause in sight.... Villazón gives in and dispenses enthusiasm: two "bis" highlight the evening: "Ombra mai fu" and "Dopo notte". No need for further comments... you all know these sensational tunes that make the crow mad in standing ovations. 

At the stage door, we first admire gorgeous looking Mrs Villazón on red-soled dizzy-height high heels and then welcome Mr Villazón, who delivers himself to the crowd, protected only by an oversized salt and pepper winter coat. With patience of a saint, Rolando satisfies almost all wishes for autographs and pictures, including my mad desire to get Serse's "Crude furie degli orridi abbissi" on my motorcycle helmet. Rolando Villazón gives a further proof of his many talents and, in particular, outstanding drawing skills: a wild dragon climbs now up the burgundy red hemisphere..... Villazón pampers his fans... we love him for that, too! An evening with so much passion, emotion and great fun! So what next? Well, of course: We want to see Villazón performing Haendel on stage! Think, he has already an eye on Tamerlano, hasn't he? 
Ingrid A.


 Fotos: Ingrid A.