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foto: Anne |
Un director de escena se enfrenta, si ama su trabajo, a un reto muy difícil: a partir de una ópera existente, de la que posiblemente se han hecho centenares o miles de representaciones, interpretar, crear y ofrecer algo único, una nueva visión, algo que el público reciba como si se tratara de la primera vez que ve esa ópera. Porque repetición y artesanía ya son habituales en los teatros de ópera, pero cuando las Bohèmes salen de las buhardillas polvorientas, los Onegin de las mansiones del campo ruso o Werther se llena de luz...entonces podemos hablar de que alguien ha trabajado duro para ver más allá de los caminos trillados, para aunar dos palabras: CREACIÓN Y ARTE.
L'elisir d'amore es una de las óperas más interpretadas de Gaetano Donizetti, con multitud de puestas en escena: las más habituales, bastante clásicas (el campesino, la guapa del lugar, los lugareños, un pueblito con decorados de parque temático), algunas - muchas menos- más imaginativas (
ver el impagable vídeo de Bryn Terfel como Dulcamara-Elvis).
Pero ayer todos los espectadores del Festspielhaus de Baden Baden tuvimos el privilegio, que, de momento, sólo compartirán los espectadores del 31/5 y el 3/6, de presenciar el estreno de L'elisir d'amore dirigido por Rolando Villazón, ABSOLUTAMENTE FANTÁSTICO, que, de buen seguro, se convertirá en un referente.
No voy a desvelar ahora los pormenores de la puesta en escena. Algunos se conocen, se han visto en las fotos que se han ofrecido en la web del Festival. Otros, sorprendentes, prefiero que los descubran directamente los muchos lectores de este Blog que aún están pendientes de asistir a alguna de las dos representaciones.
Sólo os puedo adelantar que no estoy de acuerdo con Rolando cuando dijo, en una entrevista, que, aunque inicialmente tenía unas ideas muy complejas sobre como este Elisir, finalmente decidió que, como esta es una ópera muy simple, esa sencillez es la que se iba a reflejar en escena (o algo así). No es cierto en absoluto, a mi entender, o, al menos, no es totalmente cierto. Es verdad que Rolando nos ofrece un Elisir para todos los públicos, estoy segura de que los niños, por ejemplo, o los adultos totalmente profanos en ópera pueden disfrutar enormemente viéndolo, porque está imbricado de tal manera, que sólo la belleza plástica de la escenografía, su alegría, su enorme vitalidad, hacen que la obra se vea con placer, sin nada más que seguir a los personajes y la música.
Pero, simultáneamente a esta lectura, existen otras varias, superponibles y entrelazables: niveles/realidades cruzadas (plató, película, etc...), guiños, gags, homenajes...y muchas otras cosas que por ahora no desvelaré.
Cuando Judit y yo estábamos esta tarde en el aeropuerto, en esas horas tediosas antes de embarcar, hemos empezado a sistematizar lo que vimos ayer, para tomar unas notas para este post: ha sido imposible. En cada uno de los aspectos teníamos diversidad de opiniones (¿cuando cantaba "X", lo hacía en la película o en el plató? / ¿que significaba "Z"? / ¿más Cantiflas que Charlot o Keaton?) y muchas más preguntas que nos han hecho pasar dos horas argumentando cada una sobre lo que había entendido, sin llegar a ninguna conclusión. Que nadie se asuste por esto: la ópera entra perfectamente, de principio a fin, sin ningún tipo de cortocircuito de "significaciones". Quiero decir: que se disfruta intensamente con lo que se ve y se escucha, sin más. Es al salir, o al día siguiente, cuando empiezas a rebobinar y a intentar recomponer el puzzle de lo que has visto...y os puedo asegurar que con un solo visionado eso es imposible.
Muy afortunadamente, a parte de la noticia que ya se dio en el Blog de que se emitirá por ARTE el 31 de diciembre, en el folleto de la función venía algo aún más interesante: se editará un DVD.
Hasta ahora, he hablado sólo de la puesta en escena. Los cantantes merecen una atención especial, su trabajo fue realmente extraordinario, así como el director de orquesta, la compenetración entre todos ellos y la alegría que se respiraba en todos los miembros del equipo eran absolutamente superlativas, lo haré en próximos post.
Antes de poneros las maravillosas fotos de Anne (danke schön, muchas veces!) solo quiero transmitiros una imagen que se me quedó grabada. En medio de la representación, miré a mi lado, y también a las filas posteriores a la mía. En la expresión de todas las personas que vi había algo en común: unos rostros en total atención, más bien diría abducción, con lo que sucedía en escena, los ojos muy abiertos, intentando retener cada gesto, cada imagen y, sobre todo, una gran y amplia sonrisa, una relajadísima expresión de felicidad: la verdadera magia de la ópera, el fruto del genial, creativo, bello, riguroso, inteligente y extremadamente conmovedor trabajo de Rolando Villazón como director escénico.
Nota: muchas gracias a todos los que me estáis enviando fotos e informaciones, iré poniendo todos los materiales en los próximos post
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foto: Anne
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