Como último post del mes de agosto, una anécdota muy personal de Rolando, que, como habitualmente, es capaz de contar (casi) absolutamente cualquier cosa. Pero no es una historia gratuita, sino que ilustra de manera divertida y gráfica el placer de las cosas habituales, que a veces se nos escapa de advertir...hasta que surge algún problema.
Pertenece a una entrevista publicada por Welt Online el 7 de marzo de 2008, con motivo de la publicación de "Cielo e mar". Trata de más cosas, pero el periodista no dejó escapar el titular: Villazon und die Sache mit Barenboims WC (Villazón y el asunto del WC de Barenboim).
El entrevistador pregunta a Rolando sobre un reciente problema de salud, él responde, y acaba con esta frase "Cada enfermedad también trae algo positivo con ella". Y sigue así...
Periodista: ¿Qué?
Rolando: Hace unos años estuve aquí en Berlín. Me reuní con Daniel Barenboim, que tuvo la amabilidad de invitarme a cenar a su casa, todo fue maravilloso. Pero de pronto sucedió algo extraño. Sentí un poco de ardor cuando orinaba. El ardor se hizo más fuerte y más fuerte, el chorro se hizo cada vez más débil. Finalmente, fue una tortura para mí.
Periodista: Eso suena muy desagradable. ¿Y después?
Rolando: Pues me tuve que ir a urgencias al hospital y me recetaron unas pastillas. Después de unos días todo estaba bien de nuevo. ¡Damos tantas cosas por supuestas, sin ni siquiera darno cuenta! Sólo lo vemos si enfermamos, sino, no es evidente. Cada vez que voy al baño, cuando hago pis, pienso: ¡Oh, qué agradable es!. Simplemente dejar ir, y sale fuera. Sin ardor y sin dolor.
(gracias a Ingrid por la información)