18-Setiembre-2005
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LAS BATALLAS DE UN TENOR, por Rolando Villazón
El espejo está rodeado de luces que iluminan mi rostro maquillado, que me mira desde él con los ojos ardientes. ¿Quién seré esta noche? ¿Nemorino? ¿Hoffman? ¿Don Carlo? ¿Rodolfo? ¿yo? Romeo. Los vestuarios cuelgan de los ganchos y se balancean un poco; dentro de unos minutos los llenaré de vida, sudor y canto.
Unos jaguares inquietos y peligrosos se revuelven en mi pecho. Los conozco bien: son los nervios, mis aliados. Han estado conmigo en París, en Londres, en Nueva York, en Berlín y en todos los escenarios donde he cantado. Hoy están aquí, en México, y se mueven con especial emoción porque hoy canto en el teatro que me dio a luz: Bellas Artes, mi escuela, mi casa, mi teatro.
Regresar a México es encontrarme con el que fui y sigo siendo, ese niño gritón e hiperactivo que a los dos años se salvó contra todos los pronósticos de una encefalitis, ese pequeñín que era feliz inventando aventuras en la calle con la palomilla de Valle Dorado, el distraido alumno que en el Colegio Alemán aprendió su vocación de inevitable extranjero, el pequeño bufón que se empeñaba en hacer reir a sus compañeros y el feliz chamaco que cantando bajo la ducha fue descubierto por el director de una academia de artes escénicas.
Ese muchacho caótico y extravagante que lo mismo se rapaba la cabeza y se ponía unos lentes redondos tras leer la biografía de Gandhi, como se hacía una armadura de cartón y hojalata para convertirse en un quijote adolescente cuyo Rocinante, una bicicleta nueva que a fuerza de golpes de martillo y azotones en el suelo, se convertiría en tan sólo una tarde en rechinante.
Ese mismo adolescente que como Werther incendió su alma con un amor platónico durante 3 años y que erigió a Domingo como su ídolo y a la literatura como la escultora de sus sueños.
Ese joven cazador de libros que se iba a las librerías de viejo en el centro de la mano de su Virgilio literario, Enrique, a buscar ediciones agotadas de Kazantzakis.
Ése que por las mañanas enseñaba Historia con sus marionetas compradas a un sordomudo, que ni era sordo ni era mudo, en el camellón frente al cine Apolo; ése que por las tardes estudiaba canto y solfeo y vagaba por los pasillos y jardines del Conservatorio Nacional de Música, y que por las noches construía y discutía mundos en las mesas de los Sanborns alrededor del maestro Jaso.
Ése siempre enamorado de Lucía, a quien desde los 16 años le confió su corazón.
El jugador de dominó, el escapista que en su casa tenía siempre la mirada en la calle, el furioso rebelde sobre el diván.
Ese inexperto jinete tratando de dominar su voz, el caballo salvaje que la naturaleza le regaló y que, apenas lograba controlarlo, ya le estaba poniendo alas en los costados para que lo llevara más lejos.
Regreso a México y la gente y los lugares amados hacen vibrar mi alma y es que de aquí, de mi país, me he llevado al mundo todo lo que soy: el sol, la voz y el amor.
Aquí me hice cantante, aquí me casé con la compañera de mis aventuras, aquí aprendí a entregarme como sólo los mexicanos sabemos hacerlo.
Por la tarde tuve una entrevista donde hablé, como en todas, sobre mi vida. "¿Quién es Rolando Villazón?", me preguntó una mujer empuñando una grabadora directamente hacia mi boca.
¿Quién es hoy Rolando Villazón? Un campo de batalla donde feroces demonios y luminosos ángeles se abrazan en cruenta lucha; en medio, tranquilo entre los choques de espadas, los gemidos, el fuego y las flechas silbantes, está el hacedor de máscaras que va modelando rostros, todos iguales y todos diferentes.
Un instrumento musical, una catapulta que quiere arrojar emociones, un hombre lleno de huesos y sangre... y sueños.
Un Peter Pan que ha encontrado en el escenario las aventuras en la Tierra de Nunca Jamás.
Un Prometeo que en lugar de robarle el fuego a los dioses quiso enamorarlos para que se lo regalaran y evitar las entrañas devoradas, un hombre que intenta vivir cada día como si fuera el primero de su vida para sorprender y ser sorprendido.
El orgulloso padre de dos pingos maravillosos, nacidos en París, que ya quieren irse a cantar al escenario con su papá.
Un hombre que canta, que ríe, que sufre a veces, que ama apasionadamente, que toma tequila, que no se raja y que se la juega. Un mexicano, pues.
Ahora me llaman al escenario. Le abro las puertas de las jaulas a los jaguares que se revuelven en mi pecho. Una última mirada al espejo: ya no hay jinete ni caballo: hay un centauro, voz y hombre, uno solo. ¡Adelante, Romeo! Y allá, en el escenario, ¿qué importa quién es Rolando Villazón?
Olé!
RépondreSupprimersuperbe...touchant...émouvant...tout Rolando!!!!!
RépondreSupprimermaravillosa voz Rolando!Estoy mirando su Don Carlos por TV en Argentina. Junto a Placido es usted mi gran idolo!
RépondreSupprimerHola Isabel Maria, gracias por tu comentario, la emisión hoy de este Don Carlo en Film&Arts creo que acercará a unos cuantos nuevos lectores al Blog, sed muy bienvenidos a la familia/lobby/clan/red/grupo Villazonista!
SupprimerWoOw... motivador...
RépondreSupprimerAveces cuando uno a tenido que abandonar tantos sueños llega a olvidar que algunos pueden volverse realidad...bravo Rolando Villazòn, sendo Mexicano!!...
Lastima que para las fechas de las que data este relato yo era demasiado pequeña y no apreciaba tanto el maravilloso genero de la òpera y todo lo que encierra. Espero y algún día Rolando vuelva por estos rumbos y tenga la fortuna de escucharlo en vivo y en directo.
Saludos desde México.
Tout est dit ,
RépondreSupprimeron peut ajouter que tout ce qu'il décrit nous le ressentons et rend encore plus grand son talent .
Uau! No conocía este artículo... Me he quedado sin palabras, pero no importa. Rolando lo dice todo... quien soy, de donde vengo, como soy... 2005, cuantas cosas le han pasado desde entonces! Pero la esencia es la misma: Rolando no se ha rajado y sigue jugándosela, ja, ja!
RépondreSupprimerMerveilleux Rolando qui se livre simplement,émouvant,touchant,un homme simple ,humain avec ses forces et ses faiblesses !
RépondreSupprimerDios mío, ¡qué artículo más bonito! Me vienen ganas de reír y llorar al mismo tiempo leyéndolo porque es tan inspirador. Yo también era demasiado pequeña en aquel tiempo para sentir la magia de la ópera y de la música clásica que estoy estudiando ahora y por eso es tanto más bello leerlo hoy mientras puedo comprenderlo un poquito más... Estas palabras me emocionan, ¡muchas gracias por eso! :)
RépondreSupprimerAhhh, resulta que Fernanda y Laurita eran "demasiado pequeñas" hace siete años...y que las dos están ahora descubriendo (incluso estudiando) la música y la ópera, y las dos se emocionan leyendo a Rolando...y las dos nos lo cuentan aquí. Me alegro mucho de vuestra participación y vuestro testimonio.
RépondreSupprimerY me gusta mucho también la frase de Judit: "Rolando no se ha rajado y sigue jugándosela!".
Tenía este artículo desde hace mucho tiempo, guardado, como tengo otras cosas "en la despensa", y pensé que, después de los dos magníficos relatos de Joanna y el Agente, era un muy buen momento para poner un escrito del mismo Rolando, muy expresivo, muy bello, y que no ha perdido, afortunadamente, actualidad: el centauro (voz y hombre, uno solo)continúa su camino.
Merci pour cet article de presse de 2005 (que je n'avais jamais lu) où Rolando se dévoile avec la sincérité et cette richesse intellectuelle qui sont deux de ces nombreuses qualités.
RépondreSupprimerLe lire, sans pouvoir TOUT comprendre-(même avec le traducteur)- les finesses de la langue espagnole, est un mélange de plaisir et d'émotion et cela me fait augurer le meilleur quant à la sortie du livre qu'il a écrit et qui, je l'espère, sera traduit dans plusieurs langues afin de permettre à TOUS ses admirateurs de pouvoir découvrir les nombreuses surprises -(à n'en pas douter)- qu'il contiendra.
"Qui est Rolando Villazon" ? Il affirme que cela n'a pas d'importance quand il est sur scène...mais n'a-t-il pas cherché une réponse à cette question lors de ses années d'analyse ???
Estaría muy bien que el libro fuera traducido a muchos idiomas, pero yo de ti, Catherine, por si acaso, iría perfeccionando tu conocimiento del español, que ya es bastante bueno ;)
Supprimerdesde que lo escuche por primera vez, en la traviata, con la anna netrebko, que me maravillo el tono precioso de su voz y su arrebatadora personalidad. rece especialmente por el,porque es un regalo de DIOS, y me alegro tanto de poder volver a verlo y oirlo... acabo de hacerlo en una transmision por films and arts, de don carlos de verdi... gracias, mil gracias, cecilia barriga, Santiago de Chile
RépondreSupprimerCecilia, muchos saludos, gracias a esta retransmisión de Films&Arts por toda Latinoamérica (anunciada en el Blog en la pestaña de TV-radio-Cine), estamos contando con nuevas participaciones, como la tuya. ¡Espero que nos continuéis visitando!
SupprimerWhat a beautiful essay. How much he says in so few words. Yet, were he to use a million words, there would be no way that he, or anyone else, can capture the poet, the lover, the dreamer in him. You might as well try to capture a ray of light in your hands. This really makes me want to see that novel of his published.
RépondreSupprimer¡¡¡Que maravilla!!!! solo puedo decir:
RépondreSupprimer¡ VIVA VILLAZON !
Merveilleux Rolando qui vient d'un pays que j'aime...le Mexique.Aujourd'hui il a la double Nationalité Franco Mexicain et il habite à Paris. Cela me fait chaud au coeur de le savoir près de moi. Un Homme avec tant d'humanité est rare et on devrait le voir et l'entendre plus souvent en France. Je l'ai découvert la première fois aux Victoires de la Musique qu'il a gagnées comme meilleur Chanteur étranger..quel chemin parcouru en seulement 10 ans. Rolando enchantes-nous encore longtemps.
RépondreSupprimerJaqueline de Lyon
The revelation about encephalitis envelops me in wonder. Por Dios. Poor baby. I'm going to read it slowly in Spanish. I promise. Your voice as a "wild horse" is a wonderful metaphor. Lucia as the companion of your adventures (prettier than Sancho Panza) is so true. Oh Rolando. It's impossible for me not to be consumed by this story.
RépondreSupprimerRolando Villazón: Tenor, escritor, director de escena, dibujante y comandante del caballo de Troya que toma corazones por asalto.
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