Un escritor no tiene porque ser un ciudadano irreprochable para escribir bien, un extraordinario pintor puede ser una persona de imposible convivencia, incluso un gran compositor puede tener ideas políticas francamente repugnantes.
También un buen cantante de ópera puede ser cualquier tipo de persona, lo que se le pide en el escenario es sólo la voz, en la mayoría de los casos. Pero no tengo ninguna duda que cuando se junta una voz excepcional con una calidad humana desbordante, una calidez personal superlativa, un incuestionable carisma y, para redondearlo, una implicación con el arte y la sociedad más allá del mero hecho de cantar en un escenario, el resultado es un cocktail irresistible. Sólo ese tipo de artistas son, por su gran riqueza en lo personal, capaces de dar vida y realidad a sus personajes en el escenario, con una indudable perfección técnica pero más allá de gimnasias vocales vacías, y transmitirnos emoción y verdad como sólo los muy, muy grandes en la historia de la ópera y del arte pueden hacerlo. Como podéis ver por las fotos, no, esta vez no hablo de Rolando Villazón.
Bryn Terfel (al igual que Rolando, es cierto) se corresponde exactamente con esa definición, es un artista cuya gran humanidad va más allá de su voz impactante y profunda, de la belleza de su canto. A mi me tiene subyugada desde la primera vez que lo escuché y por eso, de vez en cuando, le dedico algún espacio en este Blog. Ahora ya hacía demasiado tiempo que Bryn no aparecía, y, aunque llevo ultimamente un promedio de más de un post al día, no quería dejar pasar más tiempo sin compartir este vídeo, que he subido a Youtube, después de su emisión por la BBC Four, el pasado 8 de setiembre.
Se trata de MEETING BRY TERFEL, un reportaje conducido por Matthew Stadlen que nos ofrece momentos impagables de la vida musical del bajo-barítono galés, entre ensayos, momentos previos y conciertos, especialmente durante el desarrollo del BRYNFEST, los cuatro días de conciertos que han tenido lugar este verano en el Southbank Centre de Londres. Incluye las aportaciones del periodista Huw Edwards y el director Paul Bateman, así como clips de actuaciones de Bryn en Falstaff y Das Rheingold.
Me gustan especialmente, de lo que se ve en el reportaje las fotos de su infancia y adolescencia, la cercanía de su trato, su sentido del humor, su sonrisa permanente (la de los labios y la de los ojos). Cuenta una anécdota de cuando él tenía 23 años y fue a ver una actuación de Josep Carreras en el Festival de Perelada, que estuvo firmando muchas horas y él era el último de la cola.
Os ruego muy especialmente que escuchéis a partir del minuto 21:16, cuando canta, en el Royal Festival Hall, el himno cristiano Abide with Me. La estrofa final - In life, in death, O Lord, abide with me, entre 22:40 y 23:12 min - está interpretada con una verdad y una dulzura indescriptibles, que tiene total relación con lo que escribía antes: lo canta desde dentro, deja fluir su propia emoción, reflejada en su rostro y, desde luego en el momento mágico que se crea en la sala. Si os fijáis, iniciados los aplausos, Bryn se dirige al director, y, refiriéndose a ese momento, le dice "Wow...beautiful!".
Me gustan especialmente, de lo que se ve en el reportaje las fotos de su infancia y adolescencia, la cercanía de su trato, su sentido del humor, su sonrisa permanente (la de los labios y la de los ojos). Cuenta una anécdota de cuando él tenía 23 años y fue a ver una actuación de Josep Carreras en el Festival de Perelada, que estuvo firmando muchas horas y él era el último de la cola.
Os ruego muy especialmente que escuchéis a partir del minuto 21:16, cuando canta, en el Royal Festival Hall, el himno cristiano Abide with Me. La estrofa final - In life, in death, O Lord, abide with me, entre 22:40 y 23:12 min - está interpretada con una verdad y una dulzura indescriptibles, que tiene total relación con lo que escribía antes: lo canta desde dentro, deja fluir su propia emoción, reflejada en su rostro y, desde luego en el momento mágico que se crea en la sala. Si os fijáis, iniciados los aplausos, Bryn se dirige al director, y, refiriéndose a ese momento, le dice "Wow...beautiful!".
Muchas gracias Teresa, d'avoir accepté de partager avec nous "ton" Bryn qui a en commun, en effet, beaucoup de ses nombreuses qualités avec Rolando : Quel charisme! quel humour ! il sait déclencher un véritable enthousiasme et le public l'adore, c'est évident.
RépondreSupprimerJ'aime beaucoup son attitude à la fin de la vidéo où il avoue son bonheur de chanter, et sa grande simplicité vis-à-vis de la foule rassemblée.
La photo de Bryn baby est particulièrement réjouissante : une telle similitude entre un adulte et un bébé est réellement frappante...
Wow !!! quelle voix exceptionnelle et quel homme !!
RépondreSupprimerbeaucoup d'adjectifs lui conviennent :
chaleureux, un charme inouï,touchant, attendrissant, un bel être humain ....
Pas étonnant que Rolando l'aime beaucoup et désire très fort partager la scène avec lui.
Qui sait dans Falstaff peut-être ??
C'est un rêve fantastique !!! mais pourquoi ne pas espèrer qu'il se réalisera un jour prochain.
Cette photo d'un beau bébé laisse déjà entrevoir la future personnalité 'souriante et avenante.
RépondreSupprimerIncontestablement Bryn Terfel est doté d" un charisme époustouflant sans parler bien sûr de cette voix aux intonations si profondes ,si mélodieuses,de son jeu de physionomie très expressif.Tout comme Rolando un être plein d'humanité,de gentillesse .J'aimerai bien avoir la joie de le rencontrer un jour .
Oh Teresa, I've learned something from Bryn. He's very gracious. I often see him on the Arts Channel here in Seattle, and he's always singing something a little like a folk song, or Broadway tune, and the words are always just a little sentimental! The man has a sentimental side-- imagine that, in his big, male body! I love him. I hope he sings Eugene Onegin with Rolando in the fall. Thanks so much for posting-- it was beautiful and moving.
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