Hoy Rolando, en estos momentos, está cantando la tercera de sus representaciones de Eugene Onegin en Berlin. Pero queda la última, que será muy especial: el 5 de junio es la fecha de la última función de la actual Staatsoper de Berlin, antes de que comiencen sus obras de remodelación. Con motivo del acontecimiento, el Onegin de ese día se podrá ver desde una pantalla gigante, con acceso gratuito, desde la Bebelplatz, una amplia explanada al lado mismo de la Staatsoper. Si se va a emitir, es que van a haber cámaras (obvio!), si hay cámaras, lo habitual a parte de emitirlo en directo, es que quede registrado. Si existe la grabación, lo lógico es que, tarde o temprano (mejor muy temprano) la emita alguna cadena de TV, por ejemplo. ¡Me gustaria mucho, muchísimo, poder "degustar" cada detalle de este magnífico Onegin!
Pero ahora Rolando a a tener unos dias de descanso, hasta el 18. No sé si van a ser realmente de descanso, o lo va a aprovechar para alguno de los muchísimos proyectos que tiene pendiente. ¡Que dura es la vida del villazonista!: por un lado queremos que descanse, que no haga mil cosas a la vez, que se tome su tiempo...pero, por el otro, estamos ávidos de saber, de oír, de conocer que está haciendo, que nueva sorpresa nos depara, cúal es el próximo proyecto ya realizado, donde lo podremos ver, oir, leer...
Esta tarde, Catherine nos ha avisado en la Cbox de que ya ha salido, en la web del Théatre des Champs Elysées, el programa de su próximo recital programado: el que va a ofrecer, junto con la pianista Hélène Grimaud, en el TCE de Paris, el 18 de abril, con amplia asistencia villazonista.
Manuel
De Falla Siete canciones populares españolas
Robert
Schumann Dichterliebe, op.48
Es un recital bastante parecido al que hizo en 2008 en el Liceu, con la diferencia de que, si el orden que nos indica la web del TCE es correcto, cantará los Dichterliebe al final, en lugar de al comienzo.
No me consta que haya cantado anteriormente lasSiete canciones populares españolas, de De Falla, ni alguna de las de Duparc, pero del resto si que hay constancia. He buscado alguna grabación que tuviera un poco de calidad, y he encontrado Après un rêve y Ouvre tes yeux bleus entre las que cantó en un recital muy especial: su primer recital en Nueva York, en el Templo de Dendur (Metropolitan Museum Art), el 11 de octubre de 2004.
Con
motivo del Festtage
de su padrino, el director de orquesta Daniel Barenboim, Rolando
Villazón
ha reaparecido de nuevo.
Desde hace
casi un año el
aclamado tenor, que muchos han conocido al lado de Anna Netrebko, no ha
aparecido en público.
Ahora el tenor estrella
mexicano celebra su regreso a la escena de la Staatsoper Unter den
Linden.
Demasiado compromisos, salas muy grandes, recintos al aire
libre, actuaciones a pesar de los resfriados, seguidos de su operación
de un quiste en las cuerdas
vocales.
El tenor mexicano
celebra
ahora como Lensky en Eugene Onegin de Tchaikovsky su regreso de
Berlín.
Volker Blech le
ha
entrevistado.
Morgenpost - ¿Cómo se sintió
después de la primera actuación como Lenski en Berlín? Rolando Villazon - Por
supuesto que me
sentí muy feliz después de la función. Pero la pregunta
más
importante es más bien cómo me sentía mientras tanto.
Y la
respuesta es: ¡en un
estado de estupor! Sentí una gran
alegría
por encontrarme de nuevo en un escenario y más en el mundo único y
extraordinario de Achim Freyer, un mundo lleno de símbolos, dirigido por
uno
de los más grandes músicos de nuestro tiempo, también un buen amigo, el
maestro Barenboim.
La ópera es siempre un
trabajo en equipo y es simplemente hermoso poder cantar con esa persona. Morgenpost - Hubo un
silencio
particularmente grave antes de su renacimiento como tenor. ¿Cómo ha sido el
impacto mental de la primera representación en Viena y ahora en Berlín?
Rolando Villazon - Por supuesto que
estaba nervioso, pero no tenía miedo. En una situación así por un lado se siente mucha energía, y por el otro uno se siente contenido. Pero yo no sé mucho de nervios, así que hay que dejarles
hacer su trabajo. Al final, la pregunta
sigue siendo: ¿es mejor estar sano o loco para querer entrar en escena? Pero la verdad es que
cantar no es sólo una cuestión de voz, sino también de cabeza.
Morgenpost -
¿Y qué hace con el estrés?
Rolando
Villazon- No hago yoga, no
me pongo a beber para escapar de la vida y la realidad, y leer no es una
actividad que hago para protegerme de mis sentimientos. Todo lo contrario. Morgenpost - ¿Se deduce de esto que celebridades clásicas como
usted, que están consideradas
como estrellas del pop y expuestas a los medios de comunicación, tienen
que ser públicas, pero más discretas?
Rolando
Villazon - La escena no es una
jaula, que los pájaros vuelen, si sienten la necesidad de volar. Las restricciones de
cualquier tipo no son buenas. Morgenpost - ¿Vive usted
ahora de manera
diferente, más consciente que hace uno o dos años? ¿Qué ha cambiado?
Rolando
Villazon. - Hace muchos años que
pienso en mi carrera. Creo que he
conseguido no preocuparse más de lo que la gente piensa de mí.
Morgenpost - Según lo
que se anunció en el
momento de la interrupción médica, usted eligió un especialista médico
de Charlottenburg. ¿De dónde viene esta eleccción?
Rolando
Villazon - Esto no es
cierto. El médico que me operó
es
el Dr.François Leca, el mismo médico que operó a Nathalie
Dessay. Y fue el único
que
diagnosticó que tenía un quiste y que sabía cómo eliminarlo.
Morgenpost - ¿Quién ha tenido como
un consejero y amigo durante el tiempo de su convalecencia y
preparación para el retorno a la escena?
Rolando
Villazon- Mi
esposa Lucía está
siempre conmigo, desde que la conozco y eso es desde hace casi 21 años.
Estoy muy
feliz de
tenerla a mi lado. En el mundo de la música
que he tenido durante ese período, como dos figuras paternas, dos amigos
muy importantes: el maestro Domingo y el maestro Barenboim. Ellos no
son sólo dos artistas a los que admiro muchísimo, sino también a los que
quiero profundamente. He aprendido mucho del
maestro Barenboim, a quien considero un filósofo de la
música. Morgenpost - ¿Qué hace un cantante apasionado como usted en el
período en el que fue condenado al silencio? ¿Hay un sustituto para el
arte?
Rolando
Villazon -
La prestidigitación,
leer, escribir, reír y amar la vida.
Morgenpost - Sus
amigos lo
consideran un lector ávido, un filósofo, un hombre con dudas. El público,
sin embargo, lo ve como un cantante divertido, fogoso, impetuoso. ¿Quién es usted realmente? Rolando
Villazon- Nada de eso y sin embargo todo, tal vez. Morgenpost - ¿Cómo ve sus próximos
pasos en el mundo musical? Será más prudente en esta ocasión?
Rolando
Villazon- Estar sólo a la
defensiva no
es camino para un artista. Tengo la
voluntad de explorar cosas nuevas con más pasión y más desafío. Pero en
primer lugar ahora estoy aquí, en la Staatsoper de Berlín, mi casa.
Aquí "en la casa" muchos me conocen aún como el joven Rolando.
Esta
gente es feliz
cuando me ve y yo puedo ser simplemente Rolando.
Mariù ha traducido del alemán al italiano y yo del italiano al español,
esperamos habernos acercado al sentido inicial de la entrevista.
Hace ya algunos meses se publicó el calendario de Rolando para el 2010, en su web, y allí se anunciaron para el mes de Junio unos conciertos en México, con el acrónimo "TBD" o sea, "to be determined", en cuanto a las fechas.
Gracias a una pista de Martín, ahora ya sabemos las fechas, y las publico inmediatamente porque sé que los muchos lectores mexicanos del blog estan ansiosos por recibir esta noticia:
17 de junio 2010 México City
23 de junio 2010 Guadalajara
26 de junio 2010 Acapulco
En una nota del periódico Nordeste (leer) adelantaba que los tickets saldrán a la venta en próximamente en la web de Ticketmaster (http://www.ticketmaster.com.mx/). Aunque en la notícia sólo se referia a los de Guadalajara, suponemos que será para los tres conciertos.
Y un lector, Emilien, me preguntó hace un tiempo por una grabación de Rolando cantando el Himno Nacional Mexicano. En aquel momento (leer post 20-01-10) sólo pude encontrar un breve fragmento, pero ahora ya lo he conseguido entero. Se lo dedico a los muchos lectores mexicanos de este blog, con todo mi afecto, les deseo que puedan acudir a (todos) los conciertos de Rolando, que los disfruten muchísimo (esto está asegurado!)... y ¡¡¡ que puedan enviar muchas crónicas y fotos para el blog !!!
¡QUE VIVA MÉXICO, QUE VIVA ROLANDO!
Victor ha creado un grupo en Facebook, con el nombre
El viernes 26, sólo cuatro dias después del Elisir de Viena, estaba con Maria Teresa Y Danièle en Berlín, para asistir a la rentrée "de verdad" de Rolando, sin expectación mediática, sin aplausos cuando aparece en el escenario, sin público rendido de antemano a sus pies: su rol de Lensky en Eugene Onegin. La StaatsoperUnder den Linden estaba llena a rebosar, el público era en su mayoría alemán, pero tambien se veia gente de diferentes nacionalidades. Mucho vestido de gala, mucha joya, mucha laca, yo diría que más que en la Staatsoper de Viena y, desde luego, mucho más que en la ROH, el Liceu o La Bastille.
Habíamos comprado la entrada a finales de 2009, cuando este era la primera representación en la que estaba anunciado que cantara Rolando. Desde luego, fue un acierto poner antes el Elisir de Viena, pero, en ese momento, no lo sabíamos. A mi personalmente las fotos de la puesta en escena de Achim Freyer no me entusiasmaba en absoluto, la estética clown-mimo nunca me ha gustado y mis expectativas al respecto eran mas bien bajas, aunque no iba con ninguna actitud negativa.
Pero... me encanta lo inesperado, lo que te hace cambiar los esquemas y realmente puedo decir que quede muy, pero que muy impresionada y totalmente conmovida por la fuerza, la expresividad y la inteligencia de la puesta en escena. Es cierto que, si no conoces el argumento de la ópera, sales de allí con la misma ignorancia ... pero no importándote en absoluto. La belleza de la música de Tchaikovsky es extraordinaria, y Freyer la potencia con elementos muy diversos, que no siempre son fáciles de captar en una primera visión de la obra. Juega con el movimiento, la repetición, la asimetria, el color, la luz, los símbolos. Multitud de estímulos te asaltan, y lo que a primera vista parece algo estático, se convierte en un torbellino de referencias, el escenario se engrandece y mires donde mires algo se mueve y te atrapa. No se trata de entenderlo, sino de dejarte llevar, de sumergirte en la música, el color y el movimiento. Si no cantaran, podría ser un espectáculo de danza contemporánea, tiene tal densidad que el argumento estricto no sólo no es necesario, sino que es superfluo. Pero, con el canto, es un espectáculo total.
Dicho esto, me gustaria ver esta ópera varias veces más (con una no tendria bastante) para tratar, sino de comprender, si de captar más elementos de toda la simbología densa que encierra. Que yo sepa, no existe ninguna grabación, es una auténtica pena. ¿Tal vez cabría la posibilidad de que se grabara la última función del 5 de junio? Esa fecha es la del cierre de la Staatsoper por reformas durante muchos meses, e igual se le da un relieve especial y puede quedar constancia en video de esta puesta tan impresionante.
Ahhhh, pero ¿ y Rolando?... ya os pensábais que en este post sólo hablaría de Achim Freyer...pues lo podría haber hecho...me he dejado mucho en el tintero, pero igual no me lo ibáis a perdonar. Lo primero que debo decir es que este rol de Lensky es la exacta antítesis de Nemorino. Aquí nuestro tenor no tiene absolutamente ninguna licencia, ninguno de sus habituales recursos para ganarse a la audiencia: ni una carita de complicidad a su público, ni un juego malabar, ni un saltito que no esté programado, ni un movimiento de cejas seductor. Todos los actores, y Rolando entre ellos, evidentemente, tienen sus movimientos/desplazamientos/expresiones/muecas totalmente milimetrados, y no hay espacio a "rolandada" alguna...aunque él no pude dejar de ser quien y como es...afortunadamente.
Todos los actores llevan una gruesa capa de maquillaje de mimo que hace parecer que lleven máscaras, sus movimientos son robóticos, se busca este contraste entre la emotividad de la música y la frialdad de su expresión corporal. Pero hay alguien en el escenario que, haciendo todos los movimientos según lo dirigido, traspasa la máscara y atrae toda la luz, toda la vida que hay en el escenario. Rolando traspasa su gruesa capa de maquillaje, su traje idéntico a los demás, su coreografía cíclica y espasmódica. Se mueve con una gracia y una belleza plástica realmente extraordinarias. Quedé muy sorprendida de su actuación (luego hablaré de su canto). Sabía de sus muchas y variadas capacidades, pero realmente ignoraba esa expresividad tan refinada e hipnótica. Yo, al menos, no podía apartar la vista de sus movimientos.
Pero hablemos de la música: dirigía Daniel Barenboim, y realmente la orquesta hizo honor a la fama propia y de su maestro. Sonaba magnífica, exultante y era acompañada de unas voces bellísimas, todas de un nivel altísimo, sin ser nombres demasiado conocidos, menos un par de ellos. El trabajo actoral de los cantantes, en este Onegin, es físicamente extuante, para unos más que para otros, y para Rolando, de los que más, con diferencia. Destacaron Anna Samuil, como Tatjana, Rene Pape, como Fürst Gremin y, toda una sorpresa, el para mi desconocido Artur Rucinski como Eugene Onegin.
¿Y Lensky?...pues lo canto un tal Villazón, que acaba de incorporarse depués de una operación ...y que...hizo el Lensky más vibrante, conmovedor, dulce, expresivo y bello que he oído en mi vida (incluso de los suyos propios). Sólo cantar Ya lyublyu vas, la primera aria (airoso, mejor dicho), el público ya lo aplaudió enfervorizado, pero Barenboim cortó los aplausos reemprendiendo enseguida la música. Supongo que quería evitar los seis minutos de aplausos en la primera aparición de Rolando en el Elisir de Viena, o algo similar.
Ya lyublyu vas
El Kuda, kuda también estuvo a tan alto nivel, la voz de Rolando más bella que nunca, modulando, apianando sin perder la tensión emotiva que tiene el aria. Su voz ha ganado en extensión, los graves son más graves y los agudos más luminosos, su canto brilla más y mejor. Pero el sello distintivo de Rolando es esa capacidad para cantar con una ternura extraordinaria que te llega directamente al corazón. Rolando es GRANDE, GRANDE, GRANDE, sólo un artista extraordinario puede cantar de esta manera.
Kuda, kuda
Al final de la obra, el público estalló en aplausos y bravos, largo rato. A Rolando se le veía contento, satisfecho, después de la dureza física de su trabajo escénico. Cuando después pudimos hablar con él, se arremangó el pantalón y nos mostró la ampolla que tenía en la rodilla izquierda, fruto de sus contínuas genuflexiones en escena. Al salir de los camerinos, le esperaba una multitud de seguidores que le rodearon en pocos segundos.
Un éxito total, también en Berlín. Ahora le queda la función del 31 de marzo y la del de de abril, y su último Lensky será el 5 de junio, con las entradas agotadas desde ya hace meses, por ser la última antes del cierre por reformas de la Staatsoper de Berlin (que falta le hacen). Como he dicho antes, espero que antes del cierre aún estemos a tiempo de poder disfrutar de una grabación en video de este extraordinario Eugene Onegin.
Rolando dedicando una gran sonrisa a la cámara Villazonista (26-03-10)
Acabamos de llegar (Daniele, Maria Teresa y yo), de la Staatsoper Unter den Linden al apartamento de Charlottenstrasse, hemos abierto una botella de cava rosado y acabamos de brindar a la salud de Rolando, of course.
El Eugene Onegin de esta noche ha sido una auténtica sorpresa, lo cierto es que habíamos comprado la entrada cuando era la primera actuación anunciada de Rolando (antes del anuncio del Elisir de Viena), pero no esperábamos demasiado de esta producción de Freyer. Durante el fin de semana haré el post definitivo, pero os adelanto que ha sido fabuloso y que Rolando ha cosechado un tremendo éxito entre el habitualmente frio público alemán. Su voz ha sonado más ligera que en el Elisir, más bella aún, más luminosa. Un Lensky extraordinario, un Eugene Onegin magnífico.
Finalmente consigo encontrar un poco de tiempo, no mucho (de aquí pocas horas
salgo hacía Berlin) para escribir algo sobre el Elisir de la noche del
22. He preferido priorizar fotos y el enlace con el video de Youtube,
porque eso es lo importante, lo que podéis ver y oir. No haria falta
mucha explicación mia, porque en eso, en lo que se ve y se oye de
Rolando está la esencia de la noche. Yo os puedo contar algun detalle
complementario, pero sin demasiado interés, la verdad.
Yo no había estado nunca en Viena y, de hecho, aún no he estado
nunca. Sólo los diez minutos de paseo del City Airport Train al Hotel,
y los cinco minutos desde éste a la Staatsoper. Llegar, ir a la
habitación, descansar una hora, una ducha, arreglarse (un poco sólo) y
hacia la Ópera.
Me acompañaban la francesa Daniele y la húngara Elèonore, que, por la
mañana, si que habian tenido algo de tiempo para pasear un poco e
incluso para conseguir una entrada en el mercado negro, abundante y
visible en Viena. No acabo de entender que en paises civilizados esto
esté tan institucionalizado y, menos aún, lo que no es negro, sino muy
blanco: empresas que comprar las mejores entradas (primeras filas, por
ejemplo) a la ópera, y luego las revenden a un precio bastante
superior, todo dentro de la más estricta legalidad. Antes podía tener
un cierto sentido, porque no había manera de adquirir la entradas que
no fuera la presencial, y prestaban ese servicio a los foráneos, pero
ahora, con la venta telefónica y por Internet, eso deberia ser un
privilegio (un timo) a abolir.
Pero volvamos a la Staatsoper a las 6:30 de la tarde: en el
ambiente flotaba ya el presagio de la noche mágica que íbamos a vivir.
Se veia la expectación y la ilusión en todos los rostros, menos en los
de aquellos que con un cartelito de "se busca entrada" se habia negado
a pagar los abusivos precios del mercado negro y esperaban en las
taquillas oficiales por si alguien devolvía o vendía alguna entrada
sobrante.
Entramos dentro y llegaron entonces Sandro, Nadia y Margherita,
que nos enseñaron la pancarta que habian preparado, puesto que el palco
en el que estaban era un sitio estupendo para sacarla al final. Nos
fotografiamos en el pasillo con ella, hicimos la entrega de chapas para
lucir en la solapa, cada uno se fue a su localidad, y empezó la
función.
Fue inevitable que en el momento en el que apareció por primera vez
Rolando, a los tres minutos, cuando empieza a cantar el coro, la sala
entera estallara en un atronador aplauso, que se prolongó varios
minutos. ¡Rolando, en el escenario, al fin!
Y enseguida, el Quanto e bella, quanto e cara. Rolando en el escenario, y su voz otra vez, su voz, pero no exactamente la misma, sino otra más oscura, más madura, más bella, si cabe....
Aplausos al final, como luego sucedio con muchos otros fragmentos. El público totalmente rendido, totalmente en silencio, pendientes de cada movimiento de Rolando, absorbiendo su voz con sed, con hambre, con necesidad de oir esa voz otra vez. Todos magnéticamente atrapados por Rolando.
Y Rolando cantando y actuando, mucho, como siempre, pero aún añadiendo matices, pequeños gestos, casi imperceptibles, pero que no se escapaban a nadie. Rolando tambien tenia esa gran sed, esa gran hambre, de darlo todo en el escenario, y se notaba su total entrega, su voluntad de regalarnos mucho de él, todo, en realidad.
Los malabarismos ya conocidos con las pelotitas tuvieron esta vez una segunda parte, con tres bolos de colores, que Rolando manejó a la perfección, provocando la hilaridad del público.
Y en el segundo acto llegó el momento cumbre, la Furtiva. Rolando puso toda la carne en el asador (o todas la verduras en la parrilla, para los vegetarianos) y nos cantó una Furtiva en estado de gracia, totalmente entregado, con toda la belleza y el lirismo de su voz, que llevó al público al éxtasis.
Aplausos atronadores, bravos, pataleos en el suelo de madera. Muchos minutos, siete, sin perder intensidad. Holender (director de la Staatsoper) negó el bis, y donde manda patrón no manda Nemorino. El repertorio de gestos y expresiones faciales de Rolando, sentado en un banco escuchado al público, fue memorable. A mi me parecio como si se sumergiera en el mar, como si se dejara empapar totalmente por el estruendo de su público, como una esponja.
¿Y el Elisir? Pues muy bien, creo. Ekaterina Siurina estuvo perfecta, graciosa, muy buena compañera para ese momento en que todo el mundo sabía que era lo que contaba en esa función. Ella no se amedrentó por eso, y puso todo su esfuerzo en el papel, y lo hizo muy convincentemente. Muy grata sorpresa también Dulcamara, el barítono italiano Ambrogio Maestri. Un poco por debajo, el Belcore de Tae Joong Yang, seguro, pero poco expresivo y Anita Hartig en una insuficiente Gianetta. Daniele Callegari dirigió con soltura, lúdico y sólido.
Al final, se desataron otra vez aplausos, vítores, bravos, mucho, mucho rato, veinticinco minutos, ininterrumpidamente. Rolando, evidentemente feliz, saludaba una y otra vez, se arrodillaba, besaba el suelo, se levantaba de un salto, entraba gritando detrás el telón, volvía a salir saltando, enviaba besos, se ponía las manos en el corazón y las abría a su público...Una gran noche, la del retorno de Rolando. Nadie que estuvo allí lo olvidará, eso era mucho más que Ópera, era el reencuento con alguien muy, muy querido, muy añorado, muy necesario, que vuelve, despues de una larga ausencia, para quedarse.
EPÍLOGO
Rolando debía marchar al día siguiente muy pronto de Viena, para asistir a un ensayo del Eugene Onegin en Berlin. No pudo quedarse para atender a la multitud de seguidores que le aguardaban en la salida de artistas. Tuve la fortuna de poder hablar con él, y me transmitió dos cosas: por un lado sus disculpas por no poder atender a estas personas, diciendo que lo lamentaba mucho, pero que le era totalmente imposible. Y también su agradecimiento a todos vosotros, a todos los que le habéis apoyado, con mensajes, con cartas, a traves de Internet, su agradecimiento a todos sus fans y a los Villazonistas. Remarcó la importancia de este soporte para sobrellevar esos meses y lo que le ha ayudado en su recuperación.
Y me habló de lo que le gustó nuestro video de "imágenes para Rolando" y, aunque yo le dije que eso no podía decirlo aquí, él me insistió en que lo dijera: lee a menudo el blog.
Yo volví hacia el hotel y en el vestíbulo me encontre a las amigas alemanas, tomándose un tequila (o varios) a la salud de nuestro mexicano preferido. Estuve un buen rato charlando con ellas, son realmente encantadoras, cálidas y de un villazonismo-villazoniker a prueba de bombas.
No suelo hablar de mi misma en los post, alguna vez tangencialmente, porque yo no soy la protagonista del blog. Pero me apetece contarlo esta vez: yo estuve muy serena, antes, durante y despues de todos estos hechos. Debía estar pendiente de tantas cosas, de tanta gente, de tantas situaciones nuevas, que el mismo esfuerzo en que todo saliera lo mejor posible me preservó de cualquier estado de nervios o intranquilidad. Todo salió a la perfección, pero en el momento en que, ya muy entrada la noche, me puse delante del ordenador para redactar el primer post de urgencia, fue como si os viera a todos los que lo esperábais a través de la pantalla, como si la fuerza de vuestra emocionada espera me llegara de golpe, me tocara y, entonces si, deje ir unas cuantas nada furtivas lágrimas.
El Blog Villazonista es el primero en enlazar con un video de Youtube donde Rolando Villazón canta laUna furtiva lagrima en el Elisir de Viena. Juzgad por vosotros mismos. Los que estuvieron allí le dedicaron siete minutos de aplausos y, aún así, no fue bisado porque Ioan Holander, el director de la Staatsoper de Viena, lo negó reiteradamente desde su palco, con un taxativo gesto con la mano. Nunca he visto una aria con tanto aplausos, bravos y pataleo en la madera que no tuviera su bis. Pero lo cierto, y lo importante, es que Rolando estuvo perfecto, cantó una Furtiva fabulosa, y con eso nos quedamos.